Creado en 1593 a petición de Enrique IV, el jardín vegetal de Montpellier inspiró todos los jardines botánicos de Francia, empezando por el de la capital. En aquella época, el rey deseaba utilizar las plantas para tratar las enfermedades. Decidió animar a los investigadores a trabajar en este tema creando el jardín vegetal de Montpellier.
Gestionado por la Facultad de Medicina y el profesor Pierre Richer de Belleval, el jardín fue un importante lugar de estudio e incluso albergó un observatorio astronómico. Hasta el siglo XIX se trabajó en la creación de varias zonas para recrear distintos ambientes, desde húmedos, soleados y sombreados hasta tropicales con plantas exóticas.