Una escapada de 48 horas a Lille, entre instituciones y curiosidades

A pocos kilómetros de Lille, la ciudad de Roubaix y su historia despiertan la curiosidad de los más apasionados por el pasado del norte de Francia. La rehabilitación de antiguas fábricas textiles y el desarrollo moderno del textil y la moda están en el centro de la arquitectura y el espíritu de esta ciudad fronteriza con Bélgica.

Para comenzar nuestra visita a Lille, salgamos de Lille. Dirijámonos a Roubaix para visitar una de las atracciones imprescindibles de la ciudad: La Piscine, el Museo de Arte e Industria André Diligent de Roubaix. El marco excepcional de esta antigua piscina Art Déco, construida por Albert Baert en 1932, alberga numerosas colecciones de artes aplicadas y bellas artes. Pinturas, esculturas, textiles, cerámicas y dibujos de los últimos siglos. Fácilmente accesible en tranvía o metro, esta pequeña escapada a las afueras de Lille bien merece los desvíos.

De vuelta al centro de Lille, suba a bordo de un autobús para descubrir los monumentos y calles más emblemáticos de esta ciudad de 1001 encantos. Desde la comodidad de su asiento, tendrá una visión general de la ciudad sin esfuerzo: el Palais Rihour, la Grand'Place, la rue Faidherbe, las estaciones de tren, Vieux-Lille, el Barrio Real, Euralille, el barrio de Saint-Sauveur, el Ayuntamiento y su campanario, la Porte de Paris, el barrio de la République... El rompecabezas urbano cobra entonces sentido, ayudándole a preparar futuras visitas.

Las visitas culturales dan sed Es difícil estar en el Norte de Francia sin probar una (o dos) cervezas fabricadas en la zona. Cerca de la catedral de Notre-Dame de la Treille, en la esquina de las calles Trois Mollettes y Doudin, visite el bar La Capsule. Especializado en cerveza, este bar ofrece no menos de treinta cervezas artesanales de barril. También dispone de una selección de cervezas embotelladas, ¡así que sólo tiene que elegir!

• Dirección: 25 Rue des trois Mollettes, 59800 Lille
• Horario: lunes de 17.30 a 00.00 h, martes de 17.30 a 01.00 h, miércoles y jueves de 18.00 a 01.00 h, viernes de 17.30 a 02.00 h, sábados de 16.00 a 02.00 h y domingos de 18.00 a 00.00 h.

A primera hora de la noche, diríjase a la rue de Gand, donde abundan los típicos estaminets, los restaurantes históricos de Lille. En La Vieille, los comensales son recibidos según la tradición fl amenca, y todos los platos lo reflejan. Carbonnade flamande, galesa, maroilles en todas sus formas y chicons (endivias) forman parte de la carta.

• Dirección: 60 Rue de Gand, 59000 Lille
• Horario: 12.00 - 14.00 / 19.00 - 22.00 de lunes a viernes, 12.00 - 14.00 / 19.00 - 23.00 los sábados.

Despiértese con una mañana dulce y sabrosa en el barrio Vieux Lille, donde la pastelería Ogre de Carrouselberg hace furor todos los días. Opte por el clásico croissant au beurre o el petit pain au chocolat y diríjase al Parque Jean-Baptiste Lebas para disfrutarlo al aire libre. Los más golosos pueden optar por una de las deliciosas pastas expuestas.

• Dirección: 17 Rue des Vieux Murs, 59800 Lille
• Horario: de 10.00 a 18.30 h de miércoles a viernes, de 9.30 a 18.30 h los sábados y de 9.30 a 13.00 h los domingos.

Una vez que haya disfrutado de esta sabrosa viennoiserie, ¡es hora de dar un digestivo paseo por el parque! Castaños y tilos dan sombra a los senderos utilizados por paseantes y corredores, en un ambiente relajado. El parque Jean-Baptiste Lebas, con su legendaria barandilla roja, es uno de las decenas de parques reconocibles del corazón de Lille, que ofrece un espacio verde rejuvenecedor.

Para los más aventureros, diríjase al Ayuntamiento y su campanario, a pocos metros. Desde lo alto del campanario puede subir 400 escalones o tomar un ascensor para disfrutar de una vista panorámica de 360° de Lille y sus alrededores: el valle del Lys e incluso los Montes des Flandres, cuando el tiempo acompaña.

A continuación, regrese al Vieux Lille, donde disfrutar de un paseo significa levantar la vista para apreciar la diversidad de la arquitectura del siglo XVII. Magníficamente restaurado, el barrio cuenta con coloridas fachadas, donde la arquitectura de Lille se ilustra por la exuberancia y profusión de sus decoraciones.

Para sumergirse de lleno en el auténtico Vieux-Lille, diríjase a la catedral de Notre-Dame-de-la-Treille. Las calles que rodean la catedral (rue de la Clef, rue de la Grande Chaussée, rue des Chats-Bossus, Place des Oignons) son algunas de las más antiguas de la ciudad.

No se puede visitar el casco antiguo de Lille sin pasar por la Grand'Place. En primer lugar, porque está en pleno centro de la ciudad, pero sobre todo porque es uno de sus símbolos y EL lugar de encuentro de los lilenses. Situada en el cruce de las grandes ferias entre el Norte y el Sur, la Grand'Place data de la Edad Media.

La Vieille Bourse, sin duda el edificio más singular de la plaza, se construyó entre 1652 y 1653 y hoy alberga en su patio librerías de segunda mano. Sus 4 fachadas están formadas por 24 casas idénticas.

Nacido en Lille en 1890, Charles de Gaulle dejó aquí numerosas huellas de su vida, entre ellas la casa donde nació, que hoy se expone al público. En el número 9 de la rue Princesse, esta residencia burguesa del siglo XIX albergó a uno de los hombres de la historia de Francia y del mundo. Abierta al público desde 1983, incluye la vivienda, un espacio de exposicionestemporales y un Centro Multimedia con auditorio. Su función es transmitir la memoria del lugar y de sus habitantes, así como abrirse a la historia favoreciendo encuentros e intercambios.

Después de visitar la casa natal del General de Gaulle, hay otro lugar para acercarse aún más a este ilustre personaje: una tienda gourmet. En el número 27 de la calle Esquermoise, encontrará uno de los lugares favoritos de Charles de Gaulle: la pastelería Meert.

Siempre que estaba en Lille, no dejaba de comprar los ahora famosos gofres planos rellenos de azúcar, mantequilla y vainilla de Madagascar. Le gustaba tanto este manjar que, al parecer, llegó a pedir que le llevaran algunos al Elíseo. Fundada en 1761, la pastelería Meert se ha convertido en toda una institución, y sus gofres hacen las delicias de muchos.

Como colofón a sus 48 horas en el corazón de la capital de Flandes, diríjase al centro, junto al Vieux-Lille, para explorar uno de los museos más ricos de Francia. Ubicado en un magnífico edificio del siglo XIX, el Palacio de Bellas Artes de Lille cuenta con una impresionante variedad de colecciones: pintura europea (Delacroix, Rubens, van Dyck, Goya, etc.), pintura francesa del siglo XIX (David, Courbet, etc.), escultura del siglo XIX (Rodin, Claudel, etc.) y cerámica de los siglos XVII y XVIII. Es la parada cultural perfecta al final de esta escapada urbana.