Un paseo por el agua en Niza

Un día junto al mar comienza en Port Lympia, detrás de la colina del Castillo de Niza. Actividades comerciales y náuticas se reparten los amarres a precios de ganga. La plaza de l'Île de Beauté y su iglesia dominan la zona, donde los colores de las fachadas de la ciudad siguen alegrando cada rincón.

Yates de lujo, barcos pesqueros de madera y pequeñas embarcaciones turísticas paradas marcan la pauta del tranquilo ambiente marinero que reina en el puerto. Tómese su tiempo para empezar el día con calma antes de dirigirse a la primera y sorprendente parada.

Encaramado en una roca, en un marco único en el mundo, el restaurante Le Plongeoir y sus impresionantes vistas le esperan para que viva una auténtica experiencia. Los sabores mediterráneos están a la orden del día, desde el besugo y las gambas hasta el mi-cuit de atún.

Sumérjase en un interludio atípico, donde la lujosa modernidad se encuentra con el vintage de los años 50. El blanco inmaculado y el azul marino decoran las instalaciones arboladas, frente al horizonte infinito del mar. Las ganas de volver para tomar una copa y unas tapas mientras se pone el sol no dejarán de pasar por tu cabeza.

📍 Dirección: 60 Boulevard Franck Pilatte, 06300 Niza

Tras esta escapada culinaria con espléndidos paisajes, Coco Beach se extiende ante usted, unos cientos de metros más arriba. Turistas y lugareños toman el sol, hacen picnic o se bañan en la sucesión de rocas.

Antes de emprender el camino por el sentier du Littoral, no olvide tomar una foto para su álbum. Las vistas sobre la bahía des Anges y el puerto de Niza son cada vez más espectaculares.

¿Dónde alojarse en la costa de Niza?

La llegada al Cap de Nice, entre las suntuosas mansiones de la Costa Azul encaramadas en las alturas, ofrece una vista panorámica de los alrededores, hasta el Cap Ferrat. Apodado "camino de los aduaneros", este sendero de 1,4 km conduce a la pequeña localidad de Villefranche-sur-Mer, en un entorno apreciado por los amantes de la naturaleza. Calas, rocas, olivos, palmeras y aguas turquesas forman un paisaje de postal.

Continúe el paseo por Pointe du Gaton, Pointe de la Rascasse y Pointe Madame, con algunas subidas por el camino, antes de llegar al Port de la Darse en Villefranche-sur-Mer. Bordeado por el edificio de la Corderie, de un colorido encantador, el muelle, que alberga nuevos yates y otras embarcaciones, contrasta con los espacios naturales que ha descubierto unos minutos antes.

A través del Chemin de la Citadelle, el acceso al segundo (y mucho más pequeño) puerto de Villefranche-sur-Mer es, una vez más, ineludible por sus vistas. Restaurantes y bares comparten la colorida paleta de los edificios del Quai de l'Amiral Courbet, bajo las callejuelas del centro histórico de la ciudad. La pequeña Chapelle Saint-Pierre, con su fachada que combina creatividad, arte y espiritualidad, ¡le dejará sin aliento!

Después del esfuerzo, la comodidad... una pausa gastronómica en el Glacier Feracci bien lo merece. Sus sabores artesanales a chocolate, vainilla y frutas lo convierten en una dirección de renombre entre las numerosas heladerías de la Costa Azul.

📍 Dirección: 1-5 Place Amélie Pollonais / 2 Rue du Poilu, 06230 Villefranche-sur-Mer

A los amantes del encanto de la vieja Niza les encantará el casco antiguo de Villefranche-sur-Mer. Sus calles estrechas y coloridas, llenas de sorpresas arquitectónicas, albergan restaurantes, tiendas y viviendas. Este pintoresco barrio encarna a la perfección la autenticidad de la costa mediterránea y el cambio de aires provenzal tan buscado por los turistas.

La rue du Poilu, que discurre paralela al muelle entre dos calles serpenteantes, es una forma fácil de volver a este encanto casi italiano. De vuelta a la plaza Amélie Pollonais, desde la calle Gambetta donde se esconde la elegante plaza de la República.

Para volver a Niza, hay que dar la vuelta o tomar el transporte público. En autobús o TER, el trayecto es bastante rápido y hay servicios regulares.

Para más información: https: //www.lignesdazur.com/