A orillas del océano Atlántico, justo detrás de la playa principal de Biarritz, uno se sumerge en otra época. Aquí, el tiempo parece haberse detenido, y uno se imagina a los pescadores regresando de su faena nocturna de madrugada para descargar el pescado, vendido en el mercado unas horas más tarde. El Port des Pêcheurs es un pequeño pueblo típico del litoral de Biarritz. El puerto se construyó en el siglo XIX. El primer rompeolas medía 7 metros, antes de ampliarse unos años más tarde a 30 metros. En aquella época, trabajaban aquí más de 300 pescadores.
A partir de los años 50, los marineros abandonaron la profesión, que ahora sólo cuenta con una treintena de profesionales. Hoy es sobre todo un pequeño puerto deportivo donde se vive bien. Frecuentado sobre todo por residentes locales, también se han instalado en la zona escuelas de buceo. Es una gran oportunidad para descubrir los fondos marinos de la costa vasca.