Construido sobre las ruinas de un monasterio, mezcla diferentes estilos: gótico, morisco, manuelino y renacentista, lo que le confiere su singularidad. Alrededor del palacio, un magnífico parque mezcla especies autóctonas y exóticas. Pero antes, permítanos contarle la extraordinaria historia de este flamante castillo situado en lo alto de una colina.
Para explicar los orígenes del Palacio Nacional de Pena, hay que remontarse al siglo XII, cuando el castillo no era más que una capilla dedicada a la Virgen María. En 1511, la capilla se convirtió en monasterio: Notre Dame de Pena. Con su claustro, su capilla, su sacristía y su campanario, el monasterio fue ocupado por algunos monjes durante varios siglos, hasta que el terremoto de 1755 redujo el edificio a un montón de ruinas. Finalmente, fue abandonado en 1834. En 1838, el rey Fernando II de Portugal, príncipe de Sajonia-Coburgo-Gotha, compró en subasta las ruinas del monasterio y los terrenos circundantes.