Paseo por el centro de Aix-en-Provence

El Cours Mirabeau es la calle más conocida de Aix-en-Provence. No hace falta que lo busque, ¡no tendrá pérdida! Ancho y arbolado, fue construido en el siglo XVII para permitir el paso de carruajes por la ciudad. Hoy en día, está repleta de restaurantes, pequeñas tiendas provenzales ymansiones, la más antigua de las cuales fue construida al mismo tiempo que el Cours.

Los martes, jueves y sábados por la mañana se celebra en el Cours Mirabeau el gran mercado de la ciudad, una oportunidad para descubrir las especialidades culinarias y la artesanía de la región. Al final de la calle, la impresionante fuente Rotonde marca la entrada al centro histórico.

Las elegantes calles del casco antiguo de Aix-en-Provence son exactamente lo que se espera de un pintoresco pueblo provenzal. Aunque la ciudad tiene casi 150.000 habitantes, esto no le resta su auténtico encanto. Empedradas, estrechas, sinuosas y bulliciosas, las calles del centro histórico transportan al visitante a un viaje en el tiempo.

Los edificios y monumentos trazan la historia de la ciudad, algunos se remontan a la Edad Media. El ambiente que reina en este laberinto de arquitectura barroca no se parece a ningún otro lugar. Pequeños cafés, restaurantes locales y tiendas de ropa y recuerdos invitan al visitante a quedarse y disfrutar de la calidez del sur.

Ahora se encuentra en una bonita plaza arbolada que data del siglo XIV. Para llegar a ella, pase por debajo de la Torre del Reloj, antigua puerta de entrada a la ciudad de Saint-Sauveur. A sus pies, el Ayuntamiento, cuya arquitectura se inspira en los palacios renacentistas italianos, estaba ricamente decorado con estatuas de ángeles, bustos de los condes de Provenza y monogramas del Rey. Estos objetos fueron robados durante la Revolución Francesa, pero el edificio no ha perdido nada de su antiguo esplendor.

Hoy en día, la plaza del Hôtel de Ville atrae a los visitantes por sus cafés y restaurantes y por el simpático mercado de flores que se celebra allí tres veces por semana.

La plaza de los Prêcheurs era el centro de la vida pública y social antes de la inauguración del Cours Mirabeau. Debe su nombre al antiguo convento de los Pr êcheurs, que existía allí desde el siglo XIII. Casi 400 años más tarde, se decidió construir una iglesia en su emplazamiento: la Eglise de la Madeleine. Su fachada permaneció inacabada durante casi un siglo antes de recibir un revestimiento monumental que la convirtió en una de las iglesias más bellas de la región de Bouches-du-Rhône.

A la vez lugar de culto y museo, los visitantes pueden admirar numerosas obras de artistas locales. Paul Cézanne fue bautizado en la iglesia de la Madeleine.

Seguro que no se le escapa mientras pasea por el casco antiguo: Aix-en-Provence tiene muchísimas fuentes. En total, hay más de 130 fuentes que resuenan por toda la ciudad. Algunas son impresionantes, como la de la Rotonde, con su pila de 32 metros de diámetro, mientras que otras son más discretas y anodinas.

El antiguo nombre de Aix-en-Provence, Aquae Sextiae -las aguas de Sextius en francés- nos recuerda que el agua siempre ha sido parte integrante de la historia de la antigua capital de la Provenza. La ciudad siempre ha estado abastecida de manantiales calientes y fríos, lo que permitió a los romanos desarrollarla mediante la construcción de acueductos, termas y fuentes.

Cuando el sol empieza a ponerse, el clima suave de Aix invita a quedarse fuera y disfrutar de las terrazas y delambiente acogedor. Para cenar, diríjase a la Place des Cardeurs, repleta de restaurantes provenzales. Y si aún no le apetece irse a dormir y quiere continuar la velada, ¡no le faltará donde elegir!

Las callejuelas del casco antiguo están repletas de bares y pubs que se animan en cuanto se pone el sol. Los juerguistas suelen seguir la fiesta en una de las diez discotecas de la ciudad. Para los más tranquilos, el casino, los tres cines y los numerosos teatros, salas de conciertos y cafés-teatro de Aix-en-Provence colmarán sus expectativas.