Catorce restaurantes madrileños para romancear

Numa Pompilio

En la entrada te reciben una cocina abierta y la mesa-obrador de pasta, antes de pasar a los salones que se abren ante el comedor principal. Ahí se ve a los demás comensales con sus dorada al acqua pazza, carpaccio de ciervo ahumado con pecorino romano, con sus cócteles preciosos y gelatos perfectos, debajo de la luz ámbar que surge de las lámparas decimonónicas. Este restaurante italiano es un regocijo a los ojos tanto como al gusto.

Inspirado en lo que Sandro Silva y Marta Seco –los creadores– llaman los grandes restaurantes burgueses europeos, Nima Pompilio es un edén de gastronomía. Lo rústico de la decoración, que recuerda a Italia, Londres y Nueva York al mismo tiempo, contrasta con la naturaleza que crece dentro y fuera, en la verdaderamente extraordinaria terraza.

El Jardín de Salvador Bachiller

Entremetido en la dinámica ciudad, este restaurante es un absoluto oasis. Plantas colgantes, flores de olor fresco y muchísimo color por todas partes, el Jardín de Salvador Bachiller es un restaurante perfecto para celebrar.

Escondido en una azotea a dos pasos de la Puerta del Sol, este lugar tiene pensado en hacer especial todos los detalles. Las cartas vienen en casetas para pájaros y los juegos de tazas de té más monos que hay. Es un lugar altamente instagrameable.

Sobre la comida, depende la época del año, pero casi siempre lo mejor es el brunch. Sin embargo, para San Valentín preparan una cena especial a la luz de velas y con copas de champaña.

Zíngara

Este es un restaurante “para almas libres y espíritus rebeldes”. Su nombre significa gitana y aquí se sirve una caravana de sabores.

El restaurante se inspira en la mística, en lo orgánico y lo nómada, que toma influencias de sus andares por el mundo. El resultado es un lugar íntimo, relajado, divertido y sensual, que si bien sólo sirve platillos vegetarianos, no se intuye de ojo.

Zíngara es uno de los lugares más hot y cool de Madrid, con noches de fiesta y brunch de lentes oscuros. Para una cena de dos, es un fuerte afrodisíaco.

Madame Sushita

Este lugar es del grupo que introdujo el sushi en Madrid. Todo empezó con un pequeño negocio de charolas de comida japonesa para llevar, y ahora las creadoras encabezan uno de los imperios restauranteros de la capital. Lo han logrado creando verdaderas experiencias gastronómicas, lejos de los purismos y muy cerca de la explosión de sabores y colores, de sensaciones explosivas a través de todos los sentidos.

Madame Sushita es una antigua biblioteca; las mesas se acomodan entre estanterías repletas de libros, en un espacio íntimo, casual, que se siente cercano. Las luces, tenues, son perfectas para la velada; y mejor aún son los cocteles y la carta que tiene suficiente variedad para empatar con cualquier paladar.

Nunuka

La comida georgiana –casi desconocida en nuestro país– tiene quesos derretidos sobre panes hechos en casa, empanadillas, ensaladas de remolacha y berenjenas con nueces. Nunuka es una propuesta, atrevida y exitosísima, de comida poco conocida en España. Pero no por nada es de las recomendadas por la guía Michelin.

En el corazón de Chueca, Nunuka es la mejor oportunidad de conocer una gastronomía muy distinta pero que fácilmente se podría calificar como la más rica de los que alguna vez fueron la fuerza soviética. De sus muchas delicias no hay que perderse el Khachapuri, que es pan relleno con queso, y el muy tradicional Khinkali, un dumpling que puede llevar distintos rellenos.

Nice to meet you

Este hotel, en la cúspide del Dear Hotel, en la Gran Vía, tiene una gran cocina. Pero tiene una mejor vista.

Trepado hasta el número 14, desde aquí se ven algunas de las mejores panorámicas de la ciudad, que además se puede disfrutar en 360º por los ventanales que rodean al lugar. Desde aquí se ve el Palacio Real, la Plaza de España, la Gran Vía y la Casa de Campo.

Sobre la comida, es seriamente mediterránea, con giros contemporáneos, con una carta adaptada a las tendencias del momento. Entonces hay, por ejemplo, huevos rotos con jamón ibérico y crema de trufa, croquetas de calamares en su tinta y alioli de cebollino, bacalao confitado sobre espinacas salteadas con piñones, lingote de cochinillo confitado, chalota y crema de melocotón de Calanda. Y mucho más, por supuesto.

Villa Capri

De la exitosísima familia Big Mamma, Villa Capri es una excelente opción para comer comida italiana sincera y exquisita, en un gran ambiente.

Ambientado en el muchimalismo italiano, en un híbrido entre un diner estadounidense y un lujoso bar italiano de los años 20, Villa Capri es un agasajo para ojos y paladar.

El menú es simple y todo es delicioso, y la coctelería es una verdadera maravilla.

Llama Inn

Cuando la peruana Pía León ganó el premio a la mejor chef del mundo, los ojos voltearon a hasta entonces subestimada gastronomía del país sudamericano, reposicionándola. Tanto así que uno de los restaurantes más in de Madrid tiene influencia limeña. Aunque también es un poco Brooklyn, Nueva York; el concepto de este muy guay restaurante es que tiene un poco de esos dos mundos, pues llegó a aquí después de haber nacido en la gran manzana hace más de siete años. “Somos una especie de clon, versión castiza”, dicen en su página.

Llama Inn, ofrece entonces, gastronomía exótica y una experiencia muy cool. El diseño interior del lugar no tiene pretensiones: es simple, limpio, hogareño y al mismo tiempo ligeramente minimalista. La gala se la dejan a la leche de tigre (ceviche peruano) y a los tragos con pisco.

Y si solo quieren pasar por un trago, en la planta baja está el Bar Llama.

El Jardín de La Máquina

Este restaurante no es exactamente en Madrid, pero está suficientemente cerca para ir para una comida romántica, con paseo incluido. El Jardín de la Máquina es una antigua casa de campo burguesa con un pequeño lago al cual ven las mesas. La decoración, llena de materiales naturales, fue recolectada de mercadillos de antigüedades, impartiendo personalidad en detalles.

La comida es española tradicional, con los grandes clásicos de siempre. Aunque también hay de los nuevos clásicos, como el tartar de atún, que es un delirio.

Terracotta

Terracota es un lugar íntimo, casi secreto –pero no, porque es muy famoso– en el barrio de Salamanca. Todos los días, por la mañana, se imprimen los menús de este lugar y se les pone el sello, con la fecha. Cada una de las comidas aquí son únicas, pensadas en la temporada, el clima, lo que hay en el mercado, los antojos. Aunque hay algunas delicias, como el brioche de calamares, que ya son inamovibles de las opciones.

El lugar fue pensado como una especie de cueva, de resguardo del mundo en colores ocre, en tierra compacta que levanta los muros. Es el color de la cerámica, del material de construcción, de los hormigueros: de nuestra sociedad, que se reúne alrededor de la mesa a compartir.

La Biblioteca de Santo Mauro

Un palacio de 1902 es el hogar del hotel Santo Mauro, reabierto en 2021. En su biblioteca, el restaurante del hotel, con uno de los mejores ambientes en toda la ciudad. Una mezcla entre familiaridad, lujo y extrañeza, comiendo entre libros más antiguos que la memoria colectiva de todos los comensales. Las piezas del chef Rafa Peña, que son desenfadadas y entonces contrastan con lo opulento de este palacio, son suficiente razón para venir a este restaurante, pero el escenario lo hace aún mejor.

El menú es muy español, arraigado a las tradiciones pero con la intención de gustar a los paladares extranjeros, también, que suelen visitar este lugar. Del menú se recomiendan mucho las colmenillas rellenas de perdiz en escabeche, los guisantes del Maresme con morro y gambas de Palamós, la molleja de ternera glaseada y la lubina al horno.

Udaipur

Udaipur es el nombre de una ciudad en el norte de India, en la región de Rajasthan. También es el que le dieron al que se sospecha como el mejor restaurante de comida india de Madrid, cuya visita representa no solo una degustación extraordinaria de la gastronomía de esta región, con sus especias y cocciones lentas, sino que es también un viaje a lo más colorido y ceremonioso de este país a través de su decoración preciosista.

Absolutamente todo en la carta es delicioso, pero hay tres imprescindibles. Las croquetas chicken tikka masala, un clásico del norte de la india; las bengen cheese pakora, que son berenjenas en harina de garbanzo, y el Emperador sobjhi, un delicioso y muy tradicional pescado indú. De postre, hay que pedir (sí o sí) el Kulfi.

Totó

Este restaurante italiano fue pensado para cenas de pláticas largas entre dos, risas escondidas, uno que otro suspiro discreto y miradas directo a los ojos. A Totó le han llamado el restaurante más romántico de Madrid.

El chef Juan Antonio Medina tenía una misión para la carta de este lugar: comida italiana bien arraigada a sus tradiciones, con los mejores ingredientes; muy mediterránea. Lo logro, con creces. Los platos se sirven en un espacio inspirado en el cine italiano de los años 50 y 60, con música en directo y cálida luz de velas.