Catacumbas de los Capuchinos: lugar de encuentro entre vivos y muertos

Lugar místico y evocador, las Catacumbas Capuchinas atraen cada año a miles de visitantes de todo el mundo. Sin embargo, aunque la visita es recomendable, no es para todo el mundo: más de 8.000 momias conservadas en perfecto estado y vestidas con los trajes de la época podrían herir la sensibilidad de algunos turistas. ¿Estás preparadx para sumergirse en este mundo suspendido entre la vida y la muerte?

Catacumbas de los Capuchinos

- © Gandolfo Cannatella / Shutterstock

Un lugar nacido por casualidad

La historia de las Catacumbas Capuchinas se remonta a 1534, cuando los frailes capuchinos se instalaron en la iglesia de Santa Maria della Pace, de Palermo. Inicialmente se crearon como lugar de enterramiento para los monjes del convento: era una simple fosa construida bajo el altar. Pronto, sin embargo, la fosa no fue suficiente para contener todos los cuerpos y, en consecuencia, en 1597, los frailes comenzaron a excavar un cementerio subterráneo, las actuales Catacumbas, cuya construcción finalizó dos años más tarde.

Entrada a las catacumbas

- © Walter Cicchetti / Shutterstock

Cuando los frailes trasladaron las reliquias de la tumba al nuevo lugar de enterramiento, se sorprendieron al comprobar que 45 cuerpos seguían bien conservados y se habían momificado de forma natural. Este hecho fue interpretado como un signo de la voluntad divina, por lo que los frailes decidieron exponer los cuerpos en nichos especiales en posición vertical: esto marcó el inicio de las Catacumbas tal y como las conocemos hoy. El primer cuerpo en ser transportado fue el del Hermano Silvestre de Gubbio, que aún hoy se conserva en las Catacumbas. Los cuerpos están vestidos y tienen un cartel con su nombre y la fecha de su muerte.

Catacumbas de los Capuchinos

- © Anton Kudelin / Shutterstock

La delgada línea entre la vida y la muerte

El descubrimiento de cadáveres bien conservados no hizo sino aumentar el fenómeno del embalsamamiento y los frailes se dedicaron a perfeccionar las técnicas. Como resultado, el convento adquirió cierta reputación hasta que, en 1783, este tipo de "entierro" se extendió a cualquiera que pudiera permitirse el coste del embalsamamiento. Entre las diversas técnicas utilizadas se encontraban la momificación natural, la momificación artificial y los baños de arsénico. La primera consistía en eliminar los fluidos corporales colocando los cadáveres sobre estructuras de drenaje tras extirpar todos los órganos internos. La segunda, en cambio, se realizaba mediante la inyección de productos químicos y, durante las epidemias, se recurría a los baños de arsénico.

© Walter Cicchetti / Shutterstock

Durante dos siglos, los frailes albergaron miles de cuerpos de personajes ilustres y notables sicilianos colocados en varios pasillos y divididos por profesión, sexo y posición social. Durante la visita, pasarás por el corredor de los frailes capuchinos, la parte más antigua, el corredor de las mujeres, el corredor de los hombres, la capilla del Crucifijo, donde se guardaban las vírgenes, la capilla de los niños y, por último, el corredor de los profesionales (abogados, médicos, pintores, etc.).

Lo que movía a las familias de los difuntos no era sólo el deseo de preservar el estado de los cuerpos, sino sobre todo el deseo de seguir viendo a sus seres queridos, de hablar con ellos casi como si aún estuvieran vivos.

Hoy en día, las catacumbas constituyen un verdadero museo de los muertos y representan un patrimonio cultural muy apreciado por los turistas. Incluso los poetas y escritores de la época, como Guy de Maupassant, Mario Praz, Alexandre Dumas, Carlo Levi e Ippolito Pindemonte, quedaron tan fascinados por ellas que este último las elogió en I Sepolcri, y la calle que lleva a la iglesia de Santa Maria della Pace recibió el nombre de Pindemonte en honor del poeta.

La momia más bella de las Catacumbas

A finales del siglo XIX, el cementerio se cerró, con la excepción de otros dos cadáveres que se recibieron en 1911 y 1920: respectivamente el de Giovanni Paterniti, vicecónsul de Estados Unidos, y el de Rosalia Lombardo, una niña de sólo dos años que murió de neumonía. Hoy, el cuerpo de Rosalía Lombardo se exhibe en un santuario, completamente intacto, y se ha convertido en el símbolo de las Catacumbas.

Cuando la niña murió, poco antes de cumplir dos años, su padre, desconsolado e incapaz de aceptar la muerte, insistió en que la embalsamaran para que pudiera "vivir" eternamente. De hecho, parece que esta hermosa niña de rizos dorados y tez sonrosada cayó en un profundo sueño que duró más de cien años, por lo que fue apodada la"Bella Durmiente de Palermo". La técnica de embalsamamiento utilizada por el Dr. Alfredo Salafia para conservar perfectamente el cuerpo de la niña sigue siendo desconocida hasta hoy.

📍 Dirección: Piazza Cappuccini, 1 90135, Palermo

Horario de apertura: todos los días de 9:00 a 12:30 (última entrada a las 12:15) y de 15:00 a 17:30 (última entrada a las 17:15).

👛Tarifa: 5€.

👉Las entradas pueden adquirirse exclusivamente en taquilla.

👉Está terminantemente prohibido hacer fotografías o vídeos y tocar los objetos expuestos para preservar el estado de conservación de los cuerpos.

No se recomienda la visita a niños ni a personas especialmente impresionables.

👉 Más información en la web oficial de las Catacumbas

por Naomi Tapiero
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