Constantina, al este, colgada en la desembocadura de las vertiginosas gargantas del Rummel, recuerda a un extraño nido de águilas. Debe su nombre al emperador romano Constantino que mandó construir en ella un gran número de edificios. Tradicional y austera, es el baluarte de la cultura árabe y musulmana. Su mezquita Abd El-Kader, sede de la universidad de Ciencias islámicas, es una de las más grandes de África.