Con una larga historia de cerca de 200 años, el antiguo confitero de la Corte era un lugar de reunión privilegiado en la época del imperio. Especializada en los postres escarchados antes de extender su saber a los pasteleros tradicionales, la casa iba a los apartamentos de Sissi a servir en el desayuno café con leche, lenguas de gato, mostachones, mazapanes y granizado de cereza. Acompañado de un café helado con nata o helado de violeta (azul cielo). Situado en Kohlmarkt, en el centro de la ciudad de Viena, el pastelero ha resistido a la caída del imperio austrohúngaro después de la primera guerra mundial. No deja de ser un buen lugar a elegir para degustar gran cantidad de postres caseros, de chocolate o no. A dos pasos está el Museo Demel que resume la vida de los pasteleros de la Corte Imperial.