Schönbrunn, que significa "hermosa fuente", es un castillo de caza de estilo barroco construido en el siglo XVII. Reconocido Patrimonio cultural por la Unesco es una de las principales atracciones en Viena. El antiguo territorio de caza de 2 kilómetros cuadrados, es hoy un parque cercano a una gran reserva natural protegida de 26 km². Un siglo más tarde fue transformado en residencia de verano y se convirtió en el castillo tal y como se conoce hoy, con su fachada "amarillo imperial". Sus 40 salas testimonian la fastuosidad de este pasado, como el gabinete chino en parqué de ébano, el salón de porcelanas (en realidad de madera pintada, salvo el candelabro y la lámpara de araña), las decoraciones de madera de rosa de América del Sur, sin olvidar la gran galería de 45 metros de largo y 12 m de ancho iluminada por más de mil velas. Hasta estos últimos años se celebraban todavía en ella los famosos bailes vieneses, pero se han visto interrumpidos para no deteriorar las pinturas de época del techo. La "sala de coadyuvantes" reformada en 2004 presenta vestidos tradicionales húngaros, con gorros con plumas grises y chaquetas rojas, en memoria del estatuto privilegiado de este país bajo la época imperial.
Un museo interactivo en el ala oriental invita a los niños a sumergirse en la vida cotidiana antigua a través de juegos de rol. En el antiguo parque de vehículos, el Museo de las Carrozas que reúne 90 vehículos imperiales, completa la visita. No te pierdas la "carroza milanesa" de la coronación de Francisco José y de Isabel, ni el coche fúnebre de "Sissí" arrastrado por ocho caballos negros durante su funeral. Encontramos igualmente carrozas para niños, trineos de nieve y, en el piso de arriba, bocetos de coches y cuadros que representan los caballos de la emperatriz.
En la prolongación del jardín principesco de estilo francés, el turista puede descubrir dos laberintos (el Clásico y el Nuevo) y el jardín zoológico, uno de los jardines botánicos más antiguos del mundo que alberga más de 300 especies. Si aún te quedan fuerzas puedes subir por la escalera o ir por el sinuoso camino de la colina que lleva a La Glorieta, un triple arco de triunfo. Los veinte minutos a pie se ven compensados por una amplia vista del lugar y de la ciudad. El mirador, que se ha convertido en un restaurante, luce suntuosos decorados de temas de caza.