En Bad Ischl, donde se alojaba la pareja real, en el corazón de un parque de 25 hectáreas y de montañas alpinas, se encuentra la Casa imperial. Desde la antigua sala de conferencias hasta los apartamentos pasando por la pequeña capilla encontramos muchas decoraciones, cuadros y muebles que datan de esta época. Las cortinas (conservadas intactas) son las originales. Al fondo del pasillo del piso superior se encuentra el estrecho despacho del emperador cerca de su habitación con decoraciones espartanas. En esta habitación (donde podemos encontrar el primer ventilador Siemens) firmó la declaración de guerra contra Serbia el 28 de junio de 1914. Debajo de la escalera se encuentra, entre jabalíes, liebres y ciervos, una colección de aves empajadas (entre ellas urogallos) que testimonia de su pasión por la ornitología. La caza está incontestablemente presente en este pequeño castillo donde se exponen 2.000 trofeos. En las paredes de la planta baja están colgados cuernos de gamuza con los lugares y las fechas de caza minuciosamente indicados en cada placa. Pasado el fumadero donde se exponen vestidos de época, hay suspendido un candelabro de cristal de Bohemia en el comedor, decorado según las costumbres de la época. El parque ofrece unas sorprendentes vistas de las montañas vecinas.