Representada por manufacturas con una larga tradición, la cristalería austriaca concierne diferentes ámbitos: la vajilla por supuesto, con sus vasos, copas, platos, fuentes y recipientes para postres. Los objetos decorativos entre los que se encuentran jarrones, estatuillas, réplicas de animales, de coches o de aviones en miniatura. La óptica suministra lentes para una gran cantidad de aparatos de precisión, prismáticos, telescopios y anteojos astronómicos. Por último, el arte que encontramos en el marco de un museo diferente abierto por la casa Swarovski (nuestra foto). Situado en Wattens, en Tirol, este lugar de exposición exalta el cristal en todas sus facetas a través de un recorrido de varias salas con paneles incrustados donde se instalan decoraciones que forman bellísimas escenas oníricas.