Circundado por Irán al Sur, Asía en la cara Oeste y el Cáucaso en el Norte, Azerbaiyán abre la cara Este de su territorio a las aguas del mar Caspio. Al igual que buena parte de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas, el petróleo representa la principal fuente de ingresos del país, siendo tras Rusia el país que mayor rentabilidad ha sacado a sus reservas de oro negro. En lo que a su geografía se refiere, el norte del país está marcado las enormes cadenas montañosas que conforman la cordillera del Cáucaso, mientras que la zona sur es en su mayoría bastante plana y falta de relieve.
El territorio azerí está dividido en dos partes, tanto geográfica como políticamente hablando. Así pues, la República Autónoma de Najicheván, que cuenta con un estatus especial, se encuentra separada del resto del territorio de Azerbaiyán por una banda de tierra perteneciente a Armenia.
Hoye en día, la mayoría de los habitantes del país son de confesión musulmana chiita, aunque lo cierto es que las tradiciones animistas continúan muy presentes especialmente en la zona del Alto Cáucaso. Sin embargo, la capital del país, Bakú, ha querido dejar atrás estas tradiciones y apostar por un modo de vida más occidental. Efectivamente, el dinero del petróleo ha permitido al país desarrollar y enriquecerse con nuevas infraestructuras como centros de educación superior gracias a los cuales los jóvenes azeríes pueden soñar con un modo y estilo de vida muy diferente que el de sus antepasados. A pesar de ello, la juventud de Azerbaiyán está lejos de olvidar sus costumbres, fuertemente arraigadas, especialmente aquellas que tienen que ver con la familia. Así pues, a la imagen de los más conservadores y tradicionalistas de una parte, y de quienes se inclinan por una mayor apertura y occidentalización, la capital cuenta con una parte antigua y otra mucho más moderna, mereciendo con creces la visita de cada una de ellas. Así pues, en la parte antigua se pueden apreciar los vestigios de los siglos pasados y admirar imponentes construcciones como el Palacio de los Shirvanshah, Patrimonio Mundial de la Unesco desde diciembre de 2000, y una de las grandes atracciones turísticas no solo de la capital, sino de todo el país. Este imponente monumento cuenta con tres pisos y cinco torreones. La Torre de la Virgen, construida sobre un precipicio, es otra destacada atracción que el viajero no debería perderse.
Por su parte, la parte moderna de la ciudad, el centro neurálgico de la capital y cuartel general de la juventud azerí que tiene en la plaza de las fuentes su punto de encuentro predilecto. Terrazas y cafés, espectáculos nocturnos en plena calle y deliciosos kebabs. La calle peatonal ofrece a los turistas la posibilidad de disfrutar del panorama urbano sin problemas, al mismo tiempo que poco a poco van conociendo la historia y tradición de Azerbaiyán, pudiendo hacerse con un original suvenir de su estancia de la mano de los vendedores de antigüedades dispersos por ella. Por otro lado, el moderno bulevar de reciente construcción que bordea la capital, dota a Bakú de una imagen renovada, más bella y moderna, permitiendo a locales y turistas disfrutar de un agradable paseo a pie o en bicicleta por su hermoso litoral.
Si por el contrario no eres muy amigo de la modernidad y prefieres experimentar la verdadera esencia de Azerbaiyán, has de saber que el país atesora un buen puñado de pintorescos pueblos de pastores, como las ubicadas en la zona de Quba, en la parte trasera del país, y pequeñas ciudades de montaña, como por ejemplo Lahic. La fama de este pueblo viene dada por sus caldereros y sus increíbles paisajes que invitan a perderse entre la naturaleza disfrutando de un agradable paseo. Otros pequeños pueblos con encanto que merece la pena visitar son Buduq, cuyas casas son blanqueadas con cal recordando a las de los pueblos blancos de Andalucía, y Qriz, una encantadora población que construida sobre un enorme y abrupto peñasco.
Azerbaiyán es conocido por sus alfombras. La artesanía se concentra en la seda, la cerámica y los objetos de cobre. Sin lugar a dudas, un tarro de caviar será un regalo con éxito. La exportación de cualquier bien cultural, incluso si carece de valor artístico, está sujeta a la autorización del Ministerio de Cultura y a la correspondiente tasa de exportación. Horarios comerciales: de 09:00 a 19:00 h de lunes a viernes y de 09:00 a 13:00 los sábados.
Bakú cuenta con una gran variedad de restaurantes de cocina internacional, china, italiana, india o rusa. Por su parte, la cocina azerí es una mezcla de sabores turcos, georgianos, iraníes y de Asia central, con la carne como elemento central ?cordero, ternera y aves? y gran presencia de especias. El pilaf, un arroz rehogado con carne o pescado y verduras, es la preparación de base. Como condimento se usan el azafrán, la menta y el cilantro.
El plato nacional de Azerbaiyán es el plov, especialidad culinaria que comparten diversos países de Asia central, que consiste en una base de arroz salteado acompañado con carne de cordero. En función de cada región, podemos encontrarnos diferentes variaciones de este mismo plato, que en ocasiones es presentado con verduras o frutos secos. Este guiso es habitualmente precedido, al igual que la mayoría de platos de la gastronomía azerí, por un caldo de verduras con patatas y trozos de carne. Del mismo modo, los kebabs y los raviolis rellenos de carne ocupan un lugar destacado en la tradición culinaria local. La influencia rusa no ha desaparecido a la hora de preparar ciertos platos, siendo habitual encontrar en la carta de muchos restaurantes especialidades como el buey strogonoff. Los platos se acompañan con berenjenas, col o espinacas. El pescado más popular es el esturión, que se come fresco o ahumado. Todo un festín para los amantes del caviar. En principio, todas las comidas se riegan generosamente con té negro, siendo esta la bebida nacional del país, que los azeríes beben a lo largo de todo el día. A pesar de la presencia de una población de mayoría musulmana, todos los establecimientos sirven vinos y brandis de producción propia, vodka ruso y bebidas alcohólicas de importación.
Nevruz es el nombre que utilizan para designar el año nuevo los turcos de Asia central y de Anatolia, y los iraníes. El Nevruz coincide con el 22 de marzo de nuestra era y el 9 de marzo del calendario gregoriano. En Azerbaiyán, el Nevruz dura tres días. Todos los años, se celebra con grandes ceremonias, entre el 21 y el 23 de marzo. Después del Nevruz, el día más importante es el ahir çerþenbe, el último miércoles. Este día se denomina ýlin ahir tek tek. Los miércoles de las cuatro semanas del mes en el que se celebra esta fiesta revisten también una gran importancia. El martes de la víspera del ahir çerþenbe, los hombres acuden al cementerio para recitar la Fatiha, una azora del Corán. Por su parte, las mujeres llevan al cementerio platos preparados por ellas mismas como halva o arroz pilaf.
Después del Nervruz, el día más importante es el ahir çerçenhe. Una de las costumbres de esta fiesta consiste en lanzar anillos al agua. En medio del salón, se coloca un recipiente lleno de agua. Todas las chicas deben sentarse alrededor del mismo y lanzar su anillo dentro. Una de ellas debe sacar un anillo del recipiente, que está tapado con un paño, pronunciando una estrofa improvisada y dedicándosela a la propietaria del mismo.
Al día siguiente, antes del alba, todo el mundo se dirige hasta la fuente para lavarse las manos y la cara. Las chicas se atan los pulgares de las dos manos con un hilo y saltan por encima del agua. Después, cortan el hilo y lo lanzan al agua. De este modo, se aseguran un destino prometedor y un buen pretendiente. Los que se han reunido en la fuente, recogen siete piedrecitas cerca de la misma y las meten en una botella de agua. Las piedras se quedan en el fondo de la botella y, a su vuelta, cortan tres ramas de morera, para llevárselas a casa y conservarlas hasta el siguiente ahir çerþenbe.
Azerbaiyán es un país en el que reina la hospitalidad. Por ello, no debes extrañarte si de golpe algún local te invita a su casa para compartir una agradable comida o bien para charlar un rato disfrutando de una buena taza de té. Esta enorme hospitalidad puede llegar a ser mucho más pronunciada en el caso de que estos se percaten que estas viajando solo. No obstante, en el caso de que te ofrezcan hospedarte en su casa, es conveniente rechazar educadamente la invitación, ya que todo extranjero debe ser capaz de demostrar y justificar que ha estado alojado en un hotel o en un establecimiento similar.
En las casas azerís es difícil distinguir el color del sol o de los mismos muros, ya que estos suelen estar prácticamente cubiertos con tapices y telas. Los tapices son uno de los elementos que nunca pueden faltar en un hogar de Azerbaiyán, siendo considerados como una pieza indispensable en cada casa. Y es que todas las familias del país, ya sean ricas o pobres, cuentan con sus propios tapices. Esta tradición viene heredada del pasado, cuando en los hogares no existían muebles y los habitantes se sentaban en el suelo sobre esterillas, en el caso de los más humildes, o tapices en las familias más pudientes. Por ello, los tapices pueden ser concebidos en cierto modo como indicadores de riqueza, pudiéndose conocer el estatus económico en función de la calidad y elaboración de los mismos.
Se deben observar las precauciones de seguridad que aconseje el sentido común, y también evitar cualquier comentario acerca de política interior, la corrupción y el conflicto del Alto Karabaj, zona a la que el Ministerio de Asuntos Extranjeros recomienda no viajar, junto a otras zonas o regiones que en las que existe cierta inestabilidad y tensión política como el Daguestán (al norte del país), la frontera con Irán (al sur), las zonas fronterizas con Armenia y la República Autónoma de Najicheván.
Para visitar el país, se recomienda contratar a guías locales cualificados. Si no eres de religión musulmana, es preferible que visites el país fuera del mes sagrado del Ramadán.
En Azerbaiyán, el agua no es potable, por lo que siempre debes evitar beber directamente del grifo, y a la hora de comprar botellas o garrafas de agua, asegurarte de que la botella no ha sido abierta previamente, ya que podría haber sido rellenada.
Debido al fuerte riesgo y a la alta tasa de enfermedades de transmisión sexual, una atestación que demuestre que el viajero no es seropositivo podría ser exigida a los turistas por las autoridades locales.
Está totalmente prohibido tomar fotografías de instalaciones o equipamientos militares. Si quieres hacer una foto a algún local, pregunta y pide permiso siempre antes de hacerlo.
Con el objeto de respetar las tradiciones y cultura de Azerbaiyán, es mejor vestir de una manera discreta y adaptarse al código de vestimenta local, evitando vestidos, faldas o pantalones demasiado cortos, así como las prendas demasiado escotadas.
El mejor periodo del año para viajar a Azerbaiyán se extiende entre los meses de abril y junio, y entre septiembre y octubre. Los meses de julio y agosto son demasiado calurosos, y el precio de los billetes de avión bastante más elevado que en otros momentos.