Aunque no demasiado exóticos, en Saint George y en Front Street, en Hamilton, se puede encontrar una amplia variedad de productos ingleses y europeos: porcelana, joyas, ropa y lanas escocesas. Los magníficos sellos resultan ser un original regalo.
En los numerosos restaurantes, bares y cafés del archipiélago, se pueden probar diversas especialidades a base de pescados y mariscos: bogavante (entre septiembre y abril), pastel de mejillones, ragú de caracolas, tiburón... También son deliciosos el pudin de boniato y los cócteles locales a base de ron. Otros platos más tradicionales son el pescado de roca o el pargo rojo. El pantagruélico desayuno tradicional de los domingos se compone de bacalao, plátanos, huevos y patatas, todo ello regado con una salsa de cebolla.
La población recuerda a la del Caribe, aunque cuatro siglos de colonización británica hayan marcado profundamente las costumbres de los bermudeños. El cricket, el té de las cinco, las cervezas entre compañeros de trabajo al final de la jornada... Si no fuera por el clemente clima y la exuberante vegetación tropical, uno se creería en Gran Bretaña. Por ello, las Bermudas resultan perfectas para impregnarse de una mezcla de las culturas anglosajona y caribeña. No te olvides de cumplir el rito del desayuno de los domingos. En las Bermudas, además, las buenas formas revisten igual importancia que en Inglaterra, por lo que es recomendable vestir una indumentaria adecuada.
La temporada alta ocupa, lógicamente, el periodo en el que las temperaturas son más agradables. Pero si tu intención no es tostarte en la playa, disfrutarás de la más absoluta tranquilidad si organizas tu viaje para los meses comprendidos entre octubre y abril. Unos precios más asequibles también pueden ser una razón de peso para preferir la estación menos turística.