Angra dos Reis

La bahía de Angra dos Reis está situada a 170 km al sur de Río y ¡cuenta con 365 islas! Un lugar mágico rodeado de montañas recubiertas de jungla, perfectas para hacer bonitas caminatas, aunque también se puede hacer inmersión submarina. Ocasión ideal para admirar los restos de galeones y otros barcos piratas hundidos, o para nadar con tortugas de mar. Este lugar de Brasil recuerda las Seychelles, con su multitud de rocas de granito rosas. Ilha Grande, una auténtica isla del tesoro sacada de las novelas de aventura, es la estrella de la bahía. En este paraíso virgen no hay carreteras ni tráfico de coches, solamente algunas pousadas. La isla, recubierta de una selva tropical habitada por monos, colibríes y otros animales exóticos, tiene una altitud de unos 1.000 metros. Vila do Abraao es el único "pueblo" de la isla en el que se concentran los restaurantes y las pousadas y en el que atracan las goletas provenientes de Angra dos Rei o Mangaratiba. Las calles del pueblo están recubiertas de arena, exotismo garantizado. En la isla hay otros hoteles algo más aislados a los que solamente se puede acceder por mar, es decir en barca o canoa. Las playas de Lopes Mendes y Cachadaço tienen fama de ser de las más bonitas de Brasil.

Hacer submarinismo, nadar con tortugas de mar, descubrir en barco el archipiélago, organizar excursiones a pie por la selva tropical, bañarte en las aguas cristalinas de cascadas y piscinas naturales, ir de compras, no hacer nada...

No necesitarás contratar a un guía en la isla: puedes pasear tranquilamente por la selva, gracias a su óptima señalización y sus caminos bien balizados (¡lo nunca visto en Brasil!). El ascenso a la cumbre de la isla, que alcanza los 980 metros, ofrece una panorámica excepcional de la bahía de Angra dos Reis. Calcula unas 3 horas para subir y 2 para bajar.

Necesitarás crema solar y repelente de mosquitos. En verano, de diciembre a marzo, las temperaturas pueden sobrepasar los 40º. No hay coches en Ilha Grande, así que prepárate para caminar por las arenosas calles del pueblo o los senderos del bosque tropical... Pero, ten en cuenta que la isla tiene grandes pendientes: el punto más alto está a 1.000 metros de altura. No hay buzones, ni sellos, ni cajeros automáticos en toda la isla.

Ten en cuenta que si quieres ir a Ilha Grande desde Mangaratiba (a 49 km al norte de Angra dos Reis), el barco espera a que haya suficiente gente para zarpar. En temporada baja, pues, corres el riesgo de quedarte todo el día en el puerto. Además, la travesía dura 1 hora y media. Por ese motivo, te aconsejamos que cojas una embarcación con motor en Conceiçao de Jacarei, en dirección hacia el pueblo de Angra dos Reis. El trayecto dura unos 40 minutos y tiene horarios fijos: a las 11:30, a las 14:00 y a las 17:00 h.

Hay dos platos brasileños típicos: el "cozido" y la "feijoada" con judías, arroz y harina de mandioca y carne. En la región, esta última se prepara con habas negras, naranja y carne seca. Hay que destacar la contribución culinaria de los restaurantes italianos, generalmente de calidad, más que nada por si quieres cambiar. Por supuesto, también encontrarás los famosos "paõ de queijo", bolas de pan con queso calientes. En principio, son la especialidad del estado de Minas Gerais, pero ahora se ven en todas partes. Termina con el quindim, una golosina con huevo y coco; es una auténtica delicia. Platano, mango, sandía, piña, naranja, papaya, fruta de la pasión y guayaba para los más atrevidos; caju, carambola y pitanga para los más reservados. Estas son las frutas y los zumos de fruta que podrás degustar durante tu estancia en Brasil. El alcohol de caña, cachaça o pinga, se bebe puro o mezclado, y si le añades azúcar, limón verde, hielo picado y el arte de mezclarlo, obtienes una caipiriña. Si le añades zumo de fruta, se llama batida. Por último, los brasileños suelen acompañar la comida con una lata de guaraná, una bebida con gas y semillas del Amazonas muy popular, una alternativa exótica a la Coca Cola.

En las playas, las numerosas tiendas de ropa, de precios más o menos asequibles, se mezclan con los vendedores de hamacas, joyas, pareos y otros souvenirs. Las chanclas "Havaianas" que llevan todos los brasileños, sin distinción de clase, se han revalorizado... En España se venden a 15 euros y, aquí, las encontramos a 8 euros. Si lo encuentras, podrías llevarte un silbato de madera de samba; sería un recuerdo original.