Ilha Grande, una auténtica isla del tesoro que parece sacada de las novelas de aventuras, es la estrella de la bahía de Angra dos Reis y sus 365 islas. Un lugar mágico rodeado de montañas recubiertas de jungla, perfectas para realizar hermosas caminatas, inmersión submarina para admirar los restos de galeones y otros barcos piratas hundidos o nadar con tortugas de mar. Este lugar de Brasil nos recuerda a las Seychelles con su multitud de rocas de granito rosas, un paraíso virgen donde no existen las carreteras ni el tráfico de coches y donde tan solo encontramos algunas pousadas. La isla, recubierta de una selva tropical habitada por monos, colibríes y otros animales exóticos, tiene una altitud de unos 1.000 metros. Vila do Abraao es el único «pueblo» de la isla en el que se concentran los restaurantes y las pousadas y en el que atracan las goletas provenientes de Angra dos Rei o Mangaratiba. Las calles del pueblo están recubiertas de arena, de lo más exótico. En la isla hay otros hoteles algo más aislados a los que solamente se puede acceder por mar, en barca o canoa. Las playas de Lopes Mendes y Cachadaço tienen fama de ser de las más hermosas de Brasil. Los dos lugares que recomendamos en Ilha Grande son el Mini Sagu Resort y la Pousada Naturalia.
No es necesario contratar a un guía para pasear por la selva de la isla gracias a la óptima señalización y los caminos bien balizados, algo insólito en Brasil. Será difícil decidirse entre las muchas actividades que la isla ofrece: submarinismo, nadar con tortugas de mar, navegar por el archipiélago, realizar excursiones a pie por la selva tropical, bañarse en las aguas cristalinas de las cascadas y piscinas naturales o realizar paseos en kayak. El ascenso a la cumbre de la isla, que alcanza los 980 metros, ofrece una panorámica excepcional de la bahía de Angra dos Reis, una excursión de unas tres horas para subir y dos para bajar.
Las playas de Ilha Grande son vírgenes y salvajes, sin chiringuitos, tiendecitas, restaurantes, tumbonas ni sombrillas, sencillamente ideal. ¿A quién le apetece una ducha? Una cascada natural que sale de las rocas hará las funciones. El entorno es paradisíaco con la montaña recubierta de selva tropical que se une con el Atlántico y rocas de granito dispersas por toda la isla. Antiguo refugio de corsarios, esta isla del tesoro sería el escenario ideal para una película de aventuras.
Es difícil realizar excursiones fuera de Ilha Grande, aislada y de difícil acceso: a una hora en barco y a 3 horas de carretera del aeropuerto de Río. En Ilha Grande no hay coches por lo que hay que estar preparado para caminar por las arenosas calles del pueblo o los senderos del bosque tropical y para buenas subidas ya que el punto más alto está a 1.000 metros de altura. No hay buzones, ni sellos, ni cajeros automáticos en toda la isla.
Para ir a Ilha Grande desde Mangaratiba, a 49 km al norte de Angra dos Reis, hay que tener en cuenta que el barco espera a que haya suficiente gente para zarpar, por lo que en temporada baja se corre el riesgo de quedarse todo el día en el puerto. Por ese motivo, aconsejamos coger una embarcación con motor en Conceiçao de Jacarei, en dirección hacia el pueblo de Angra dos Reis cuyo trayecto dura unos 40 minutos y tiene horarios fijos: a las 11:30 h, a las 14:00 h y a las 17:00 h.
El Toscanelli Brazil, el restaurante a la carta del Mini Sagu Resort, ofrece una de las mejores cocinas de Ilha Grande, italiana, ya que tanto los propietarios como el chef son italianos. El risotto es excelente.
Una hamaca, un pareo y chanclas hawaianas.