Es el escaparate de Brasil, la ciudad lánguida del carnaval y de playas mundialmente conocidas. Ideal para combinar una estancia relajada con un itinerario de descubrimiento, Río es una escala con múltiples encantos que no se debe dudar en visitar si es la primera vez que se viaja a Brasil. Alójate en un hotel del paseo marítimo de Copacabana: estarás muy bien situado para aprovechar el célebre croissant de arena (que abarca más de 4 km), y para visitar la ciudad, tanto de día como de noche. También se puede optar por el paseo marítimo de Ipanema, el barrio elegante de Río rebosante de tiendas, mercados de artesanía y otras tantas tiendas de souvenirs. A pie, en taxi (numerosos y no muy caros) o en autobús, podrás ir a todas partes, ya sea a sus numerosas playas como al centro de la ciudad. Pero es preferible el metro: más rápido y más sencillo, también es el lugar más seguro para los turistas. También se puede optar por sobrevolar la ciudad en helicóptero... ¡inolvidable!
Entre las excursiones imprescindibles en Río, está la ascensión en teleférico hasta el famoso Pan de Azúcar (cuya cima está a casi 400 m.). Vista magnífica garantizada sobre la bahía de Guanabara. Se puede continuar con la visita del mercado típico de Ipanema y de la estupenda playa que bordea el barrio. Tampoco te puedes perder el Corcovado, el emblema de Río situado al norte de la ciudad a 700 m. de altura. La célebre estatua del Cristo Redentor mide más de 30 m. Un monumento al que se puede acceder en funicular. Seguidamente se puede visitar el centro histórico de Río. Por último, la selva tropical del parque natural de Tijuca y el barrio de Santa Teresa (con sus calles adoquinadas surcadas por tranvías y rodeadas por pequeñas casas llenas de flores) merecen la visita.
Para una estancia llena de colorido a un destino con un atractivo incomparable, no te pierdas la visita a los alrededores de Río. Para ello necesitarás varios días, ya que los sitios más interesantes se encuentran a varios cientos de kilómetros de la ciudad. No obstante, no hay que asustarse, hay buenas carreteras y en la zona hay hostales llenos de encanto, denominados pousadas, donde pasar una o dos noches en un entorno completamente apacible.
Entre las imprescindibles hay que citar Paraty, ciudad colonial situada a 240 km al sur de Río, cuyas fachadas de azulejos de colores alegres y los balcones de hierro forjado son auténticas obras de arte. Seguidamente, ve hasta el puerto para embarcar a bordo de una goleta. Te llevará a un minicrucero por el golfo de Paraty, lleno de islas rodeadas de playas desiertas. También se debe visitar Trinidade, cuyo cordón de playas inmaculadas se extiende a 30 km al sur de Paraty. Este lugar es una auténtica maravilla natural. Grandiosa como la bahía de Guanabara, donde se ha fundado Río, la bahía de Trinidade alterna montañas recubiertas de selva, aguas color verde esmeralda y playas de arena fina. Un auténtico destino para un Robinson donde es posible bañarse, ir en barco y regalarse el paladar con pescado a la plancha en uno de los pequeños restaurantes que salpican la costa.
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Nada como sobrevolar Río en helicóptero para aprehender toda la belleza del lugar sobre el que se ha construido la ciudad. A la salida del helipuerto situado en la vertiente oeste de la laguna se puede optar por un vuelo de entre seis y sesenta minutos. Una buena media consiste en optar por una vuelta de 10 a 15 min. Así podrás sobrevolar los principales lugares de Río.
No olvides visitar los lugares más populares de la ciudad: el Corcovado, el Pan de Azúcar y el estadio de Maracanã. En los alrededores de Río, la ciudad de Paraty es lo primero que hay que visitar, con sus pousadas del siglo XVII en un entorno natural privilegiado. La bahía de Trinidade, a semejanza de Río, también es una visita que merece la pena.
Los productos solares y antimosquitos son necesarios. Para las excursiones por los alrededores de la ciudad se recomienda llevar calzado deportivo y ropa cómoda y ligera (de algodón o de lino).
Un consejo: no dejes tus efectos personales en la arena. Lo mejor es hacer como todos los cariocas: bañador, toalla y un par de chanclas. Sobre todo, evita pasearte con joyas, cámaras de fotos, especialmente al final del día y por la noche. ¡Mas vale no tentar a la suerte!
Se pueden encontrar los dos platos brasileños, el "cozido" y la "feijoada" a base de judías, arroz, harina de mandioca y carne. En la región, ésta última se prepara con judías negras, naranja y carne curada. Cabe destacar el aporte culinario de los restaurantes italianos, a menudo de calidad... Si se quiere variar un poco. Brasil es el lugar perfecto para disfrutar de la fruta, banana, mango, sandía, piña, papaya, frutas de la pasión, guayaba... la lista es larga y deliciosa. También tienes que probar sus alcoholes de caña como la cachaça o la pinga que puedes degustar solos o mezclados con limón, zumo de frutas... Y si lo que te gustan son las bebidas gaseosas, no te pierdas el guaraná una popular bebida preparada a base de granos del Amazonas que te encantará.
Numerosas tiendas de ropa, a precios relativamente asequibles, coexisten con los vendedores de hamacas, joyas, pareos y otros souvenirs en las playas. Las chanclas "Hawaianas" que llevan todos los brasileños sin distinción de clase, han adquirido su valor... A menudo a la venta por 15 euros, si se busca bien, se pueden encontrar por 8 euros.