Sao Paulo es la capital económica de Brasil y la tercera ciudad del mundo después de México y Tokio, la metrópoli de todos los excesos. 22 millones de habitantes, 6 millones de vehículos que generan atascos monstruosos, una multitud de helicópteros (aquí un medio de transporte completamente común) que revolotean entre sus rascacielos que se extienden hasta el infinito, la megalópolis da un poco de miedo a primera vista, pero si te tomas tu tiempo, descubrirás que tiene numerosos tesoros. La ciudad de Sao Paulo nunca duerme, durante las 24 horas se pueden degustar pizzas, sushis, beber un café o saborear un pastel. La diáspora japonesa, italiana o libanesa ha traído su cultura y gastronomía en un claro ejemplo de globalización. La calle Óscar Freire es el paraíso de las compras, el museo de arte moderno es el mejor del país y los hoteles boutique de diseño son dignos de admirar. Generalmente alejada de los circuitos turísticos, visitar la ciudad es una auténtica experiencia.
Puedes volar a Sao Paulo directamente con TAM Airlines que ofrece vuelos diarios entre Madrid y Sao Paulo. Calcular 10 horas 55 minutos de vuelo.Por la noche, tómate una copa o cena en el bar Brahma al son de un concierto de samba. Ve a tomar algo a la terraza de la piscina roja del hotel Unique, en la avenida Brigadeiro Luis Antonio. Deambula por el mercado de Vila Madalena. La ciudad está rodeada de montañas que culminan a 1.200 metros de altitud, ideales para pasear por una naturaleza conservada.
La calle Óscar Freire, que se parece a las famosas calles Goya o Velazquez en Madrid, tiene tiendas elegantes, galerías de arte, restaurantes de moda y hoteles de diseño. Esta arteria de la moda y del lujo es la 8ª calle más cara del mundo. El museo de arte moderno es el mejor del país: abierto en 1968, expone la colección más grande de obras occidentales de Latinoamérica, como cuadros de Renoir, Picasso, Cézanne, Velázquez, Rafel y Van Gogh.
Sao Paulo se encuentra al sur del trópico de Capricornio, en el hemisferio sur: las estaciones están invertidas, los meses de junio a septiembre corresponden al invierno austral. Además, al estar la ciudad situada en una meseta a 800 m de altitud, necesitarás un jersey para la noche. En cuanto a las citas, recuerda que es difícil ser puntual a causa de los atascos que obstruyen constantemente la ciudad, a excepción de los días en que juega el equipo de fútbol de Brasil, cuando todo el mundo está delante de su televisor. Además, la ciudad acaba de dotarse de 8 estaciones de bicicletas hermanadas con 8 estaciones de metro. El préstamo es gratuito los 30 primeros minutos, y luego de pago. El único problema es que por ahora sólo se pusieron 80 bicicletas a disposición de los usuarios... ¡Por ahora parace una medida insuficiente para reducir los atascos!
Decántate por el metro, es rápido, moderno y eficaz, en lugar del coche, ya que la red vial generalmente ofrece numerosos atascos. 6 millones de vehículos circulan día sí, día no, según el número par o impar de la matrícula. Se suelen pasar horas parados en atascos gigantescos en la ciudad. Los taxis, más bien baratos, no tienen GPS y no tienen por qué conocer tu lugar de destino.
Evita pasear con joyas y objetos de valor a la vista, sobre todo a última hora del día y por la noche. No se recomienda dar una vuelta por las favelas.
A nivel gastronómico Sao Paulo es el ejemplo perfecto de la globalización. Se trata de una ciudad en la que podrás degustar algunas de las mejores pizzas del mundo, de hecho, ¡hasta celebran el día de la pizza el 10 de julio! La gastronomía japonesa tiene también una importante presencia en esta ciudad cosmopolita en la que podrás degustar las especialidades niponas a cualquier hora del día, sushi, sashimi, chirachi, makis... Aunque si lo que buscas es algo más Mediterráneo, ¿porqué no probar la comida libanesa? En Sao Paulo encontrarás deliciosos taboulés. Aunque estando en Brasil, lo suyo sería probar alguna de las especialidades autóctonas. El país es especialmente reputado por la calidad de sus carnes, con churrascos y carnes a la parrilla servidas en brochetas acompañados de judías o arroz que te volverán loco. Tampoco puedes irte sin probar una caipiriña, la bebida nacional a base de ron, cachaça, lima, azúcar y hielo picado. ¡Sao Paulo no te dejará con hambre!
La famosa calle Óscar Freire está llena de tiendas de diseño donde encontrarás objetos varios.