A primera vista, la capital de Boa Vista no tiene nada de atractivo. Las carreteras polvorientas, rodeadas de pequeños edificios, conducen a una larga plaza rectangular que es el centro neurálgico de la isla. No obstante, entre esta plaza y el puerto, las callejuelas tienen mucho encanto. Al doblar la esquina, llegarás junto a los barcos pesqueros que remontan hasta la playa. En ella verás algunas mujeres vendiendo pescado y charlando, mientras que los marineros reparan sus redes a la sombra... El mercado municipal se celebra cada mañana, aunque es preferible acudir los lunes, miércoles o sábados.
El ritmo de vida de Sal Rei es tranquilo hasta el anochecer. Cuando se pone el sol, algunas zonas se animan. En el puerto pesquero, el bar del pontón Té Manché es el lugar al que acuden los residentes isleños. Los expatriados y turistas suelen acudir en su lugar al Esplanada, ubicado en la gran plaza central. Aunque, si lo que quieres es ir de fiesta, es preferible esperar al viernes por la noche.
El aeropuerto de la isla se encuentra en Rabil (la segunda localidad y el principal oasis de Boa Vista), a 6 km del centro de Sal Rei.