El campo camboyano, lleno de las esbeltas y familiares siluetas de las palmeras de azúcar, posee un encanto bucólico que le da un atractivo especial.
Las costas no son las regiones más alabadas de Camboya.
Camboya es un país rico en especies animales en vías de extinción y que solo se encuentran en este amplio país. La flora también es variada. Se pueden admirar orquídeas, pasear por el manglar o maravillarse ante una palmera de azúcar, símbolo de Camboya. En las planicies, predominan los arrozales pero alternan con terrenos baldíos sembrados de juncos y con espacios arbolados. Pero un problema mayor persiste: el de la deforestación. Desde 1995, la exportación de madera está controlada para reducir la tala masiva.
La paradoja de Camboya es que es un país mundialmente conocido por lo mejor, Angkor, y por lo peor, los Jemeres Rojos. La danza y la escultura tienen una importancia considerable en la cultura camboyana. La comunión perfecta de estos dos artes se encuentra en las paredes de los templos de Angkor con las famosas apsaras (bailarinas celestiales).
El ballet es, sin duda, la tradición artística más antigua del país. De hecho, sigue realizándose como antiguamente en las cortes reales. Esta danzas se consideran un rito sagrado más que un simple espectáculo, y se inspiran en historias tradicionales como la danza de la primavera y de la flor o los extractos del Ramayana.
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