Ubicado geográficamente en la zona occidental del continente africano, las fronteras de Camerún limitan con Nigeria, Chad, la República Centroafricana, Gabón, Guinea Ecuatorial y la República Democrática del Congo. El país cuenta con un preciado litoral bañado por las aguas del océano Atlántico al sudoeste de su territorio, concretamente sobre el golfo de Guinea. Las culturas y tradiciones de Camerún son sorprendentemente variadas, fruto del mestizaje cristiano, musulmán y de las influencias de los pueblos del África subsahariana. Debido a esta gran mezcla de influencias y a sus variados paisajes, el país se ha ganado el sobrenombre de "África en minuatura".
Antes de la época colonial, el territorio actual de Camerún fue la cuna de la civilización Bantú, así como la sede de numerosos reinos e imperios que fueron sucediéndose con el paso de los siglos. En el siglo XIX, iniciada la colonización de África por las potencias europeas, Camerún estuvo bajo la soberanía de Alemania hasta 1919, momento en el que su territorio pasa a estar controlado por Francia y Reino Unido tras la derrota alemana que marcó el fin de la Primera Guerra Mundial. En 1960 la parte francesa de Camerún accede a la independencia, convirtiéndose oficialmente en la República de Camerún. Un año más tarde, el país quedaría reunificado al adherir los territorios controlados por la administración británica al sur del país, mientras que los del norte optarían por asociarse con su vecina, Nigeria.
Yaundé, la capital política del país, fue fundada a finales del siglo XIX por los colonos europeos, y en la actualidad cuenta con una población de cerca de 2,5 millones de habitantes. Duala es la segunda urbe más importante de Camerún, haciendo las veces de capital económica. De hecho, la situación geográfica de Duala, ciudad costera ubicad en el golfo de Guinea, atrae a empresas de todo el mundo por su cercanía con el puerto, considerado como uno de los más importantes del África occidental.
La biodiversidad y riqueza natural del país es uno de sus principales atractivos turísticos. Y es que a lo largo y ancho de su territorio el viajero podrá visitar hasta 19 parques nacionales, además de seis reservas forestales. Entre estos espacios protegidos, los más populares son los parques de Lokébé, Waza y Bénoué. En ellos, los visitantes podrán admirar las especies animales más emblemáticas del continente africano, como leones, hipopótamos, elefantes y jirafas. Además, en algunas partes del bosque ecuatorial, muy poco accesibles, pueden observarse todavía algunas familias de gorilas y chimpancés.
Si te consideras una persona aventurera y te gusta poner a prueba tu resistencia física, no puedes abandonar el país sin antes tratar de conquistar la cima del monte Camerún, también conocido como monte Fako, perteneciente a la cordillera que lleva el nombre del país. El punto álgido de este volcán culmina a nada menos que 4100 metros de altitud. Se trata del volcán más activo de toda el África occidental. Pero tranquilos, porque a pesar de ello este volcán es de tipo hawaiano, es decir, poco explosivo. A pesar de las nueve erupciones registradas a lo largo del siglo XX, ninguna persona ha perdido la vida por el momento, aunque los ríos de lava y rocas expulsadas sí que han causado varios daños materiales.
Los amantes de la naturaleza estarán encantados de ver como la práctica del ecoturismo está ganando cada vez más peso en Camerún. Practicado en los lugares descritos anteriormente, el ecoturismo es uno de los puntos fuertes de Ebogo, ciudad ubicada a tan solo 70 kilómetros de la capital camerunesa. El lugar ofrece actividades para todos los gustos: excursiones en piraguas navegando por las aguas del río Nyong, pesca deportiva, excursiones botánicas para descubrir las variedades de plantas y árboles autóctonas más destacadas, sus árboles centenarios y la variada fauna local, en la que destacan las múltiples variedades de insectos, y en especial, las mariposas.
Puedes iniciarte en el arte del regateo en los mercados y en los bazares. Puedes comprar especias, ropa, bonitas esculturas y máscaras a menudo originarias de otros países africanos. En las tiendas de música, les encantará grabarte una compilación de los últimos éxitos de moda africanos. En Yaoundé, puedes encontrar cuadros de obom, una esencia de árbol bastante maleable para trabajarla. Por lo general, no te fíes de lo supuestamente "auténtico" que no se encuentra en otra parte. Los comercios abren todos los días salvo el domingo de 08:00 a 12:30 y de 15:00 a 18:00.
Camerún es famosa por ofrecer algunos de los mejores platos de la región. La inmensa mayoría de los platos son preparados a base de alimentos de origen vegetal como el mijo, los cacahuetes, el ñame, la batata dulce y las frutas tropicales. La mandioca es el ingrediente que nunca falta en las comidas, y cada región tiene sus especialidades. En Yaoundé, el pescado y la carne se cuecen envueltos en una hoja de banana, n'domba, mientras que en Douala se sirven con especias y con una verdura que se parece mucho a la espinaca, el n'dolé. También hay muchas variedades de cuscús. En el país viven muchos animales silvestres y vas a poder comer carne de caza, como la de perdiz. Si te gusta el pescado, tendrás que esperar llegar a las regiones costeras para probarlo. En las ciudades grandes hay algunos restaurantes libaneses y chinos.
La población de Camerún se compone de más de 250 etnias que dotan al país de un magnífico mosaico de culturas, tradiciones, religiones y lenguas. Aunque el inglés y el francés son las dos lenguas oficiales del país, habladas por la mayoría de habitantes (70% francófonos, 30% anglófonos) cada etnia cuenta con su propio dialecto.
Cada pueblo o etnia aporta al conjunto del país su particular lote de músicas, obras de arte, danzas, leyendas y fiestas que hacen de Camerún un lugar único en el mundo. A lo largo y ancho del país, son muchos los ritos y celebraciones a las que realmente merece la pena asistir.
El Ngondo y el Mpo'o son dos populares fiestas tradicionales de Camerún en las que se entremezclan todo tipo de danzas, brujería, disfraces y concursos / competiciones de piraguas. Los funerales en las zonas norte y oeste son muy interesantes, ya que tras cada fallecimiento se realizan grandes ceremonias muy coloridas. Las "fantasías" del norte son fiestas que dan pie a hermosos desfiles y cabalgatas llenos de colores. Por otro lado, las danzas buma son parte integral del patrimonio cultural de los pigmeos que viven al sur de los bosques ecuatoriales. La mayoría de los habitantes del sur de Camerún son de confesión cristiana (cerca del 55% de la población total), mientras que en el norte es mayoritaria la presencia de musulmanes y animistas.
El grupo terrorista musulmán Boko Haram sigue en actividad en el noreste de Nigeria. Por este motivo está fuertemente desaconsejado visitar las zonas fronterizas con este país, así como la región de Extrême-Nord (Extremo Norte). Del mismo modo, las zonas fronterizas con Chad y la República Centroafricana deben evitarse debido a la presencia de bandas armadas y grupos paramilitares dedicados al pillaje y al tráfico de personas, armas, drogas y mercancías.
Si piensas visitar el país en profundidad ten en cuenta la lentitud de los transportes para organizarte tu viaje. Y si piensas circular en coche no te olvides de hacer fotocopias compulsadas del pasaporte, visado y carnet de conducir que debes dejar en lugar seguro antes de salir a visitar el país. Eso facilitará el procedimiento administrativo en caso de que te roben. No intentes, en la medida de lo posible, escaquearte de las "multas" de policía en los controles de carretera. Sería una pérdida de tiempo y además debes pagarlas de todos modos.
Los mejores momentos del año para viajar a Camerún se desarrollan entre los meses de noviembre y febrero, cuando el grado de humedad en el clima alcanza su pico más bajo. Aunque lo cierto es que el clima ecuatorial, caluroso y húmedo, hace que haya lluvias regulares durante todo el año, aunque la tasa de precipitaciones varia notablemente de una región a otra, siendo el norte la zona más árida del país. El periodo comprendido entre diciembre y febrero es también la estación del harmattan, corrientes de viento que llegan desde el desierto del Sahara, al norte de Camerún, que arrastran consigo nubes de arena y polvo que reducen la visibilidad.