Saskatchewan es una región lejana y desconocida. El río Kisiskatchewanisipi, cuyo nombre se lo pusieron los indios crees, originó el nombre impronunciable de esta provincia situada en pleno corazón de Canadá que hace frontera con Alberta, Manitoba y los Territorios del Norte. Esta provincia delimitada a finales del siglo XIX es de las más grandes y tiene una densidad de 1,8 habitantes el metro cuadrado. Saskatchewan es ideal para los aventureros o los amantes de la naturaleza gracias a sus parques nacionales, sus aires de campamento aislado en plena naturaleza, sus "100.000 lagos", sus bosques boreales y sus interminables carreteras en la que solo se ven los infinitos campos de trigo que se extienden más allá del horizonte. El viajero podrá atravesar las reservas de las tribus indias athapaskanas, algoquinas y sioux y quizás visitar los túneles de Moose Jaw y el Centro del Patrimonio de la Policía Real para descubrir la historia de los famosos "mounty", testigos de un pasado histórico todavía presente.
En las grandes ciudades hay importantes centros comerciales como Midtown Plaza en Saskatoon o Cornwall Centre en Regina. Así mismo, encontrarás supermercados, restaurantes, tiendas de ropa y bancos. Y si lo que queremos es sentirnos como uno más, saber que los habitantes de las pequeñas ciudades del centro de la provincia van siempre al General Store donde se pueden encontrar todos los productos de primera necesidad. Los turistas que quieran comprar recuerdos para llevarse consigo podrán ir a las tiendecitas o mercados que venden artesanía local.
Saskatchewan presenta una cocina muy variada y multicultural resultado de su rico pasado de inmigración. Podremos encontrar comidas tradicionales de las Primeras Naciones de Canadá, sobre todo platos a base de bisonte. También se recomienda probar el bannock, un pan redondo y plano que se puede freír. Los inmigrantes europeos han aportado también su gastronomía local de Reino Unido, Rusia, Alemania o Escandinavia, seguro que el viajero conocerá algunos de los platos tradicionales. Y para completar esta diversidad, hay muchos restaurantes asiáticos, sobre todo vietnamitas, que se instalaron tras la ola de inmigración de los años 70. Los amantes del vino no se querrán perder los viñedos de Cypress Hills, un rancho muy agradable. Y los más atrevidos irán a pescar o a cazar su comida, siempre respetando las directivas indicadas por la provincia de Saskatchewan.
Viajar en otoño para disfrutar de los maravillosos paisajes cuando los valles del sur de la provincia cambian de color y las aves acuáticas migran por cientos de miles. En verano, Saskatchewan es muy atractiva y ofrece múltiples posibilidades de excursiones y deportes náuticos gracias a la cantidad de lagos de la región. Esta provincia es más soleada que las demás pero habrá que protegerse bien del sol y no exponerse durante demasiado tiempo. En el período invernal, Saskatchewan sigue teniendo mucho encanto con sus lagos helados y sus extensiones nevadas. Un viaje a Saskatchewan hay que planificarlo con tiempo, no es el tipo de destino para las vacaciones de último minuto. Después de un trayecto tan largo, el viajero no se querrá quedar solamente en las dos ciudades principales. Si se quiere alquilar un coche y recorrer la gran red de carreteras de Canadá habrá que pedir un permiso de conducir internacional mucho antes de salir ya que puede tardar días o semanas, dependiendo de dónde se pida. Por suerte, es una de las pocas formalidades ya que los ciudadanos españoles no precisan de visado para entrar en Canadá. Cuidado, si el vuelo hace escala en Estados Unidos, se necesita una Autorización Electrónica antes de embarcar. Y por último, no olvidar los adaptadores.