Vancouver se diferencia ante todo por su calidad de vida: a pesar de sus dimensiones (con sus 600 000 habitantes, es la tercera urbe más grande de Canadá), la ciudad consigue conservar un clima y un ambiente agradables que muchas metrópolis le envidian. La ciudad tiene un aspecto muy moderno, ya que la falta de sitio ha llevado a la construcción de numerosos rascacielos, que permiten ahorrar espacio. Sus largas avenidas permiten que la circulación sea fluida, y a los habitantes les gusta dar paseos en bicicleta.
La ciudad, que recibe el apodo de Lotusland, está rodeada de montañas y de una naturaleza perfectamente conservada, que invita a los paseos y a las actividades deportivas. El mar, muy cercano, ofrece excursiones y permite descubrir una naturaleza prácticamente única en el mundo, mientras que los museos de la ciudad permiten realizar paseos culturales. Una auténtica joya natural y urbanística que descubrirás o redescubrirás con placer.
En invierno, las montañas de los alrededores te ofrecen sus laderas para que esquíes a tu gusto.
En verano, las actividades se centran más en las excursiones. En la ciudad, el gigantesco parque Stanley, con sus 400 hectáreas, es de visita obligada. Cerca de ocho millones de visitantes pasean por sus 200 km de caminos todos los años. Se trata de una auténtica pequeña reserva natural.
El mar te recibe con los brazos abiertos, y los amantes de los deportes de vela y la navegación de recreo podrán disfrutar de lo lindo, en especial en la gran isla de Vancouver, situada enfrente de la ciudad.
Las ballenas en una expedición al océano. También podrás atracar en las islas de Vancouver.
Para admirar más de cerca la fauna submarina, acude al acuario de Vancouver. Defines y focas nadan al lado de centenares de especies exóticas, como las pirañas.
Los numerosos museos de la ciudad son de visita obligada. Entre ellos, podemos destacar el museo de Vancouver, que se centra en la historia de la ciudad, así como el museo de Bellas Artes o el Museo de Antropología de la Universidad de Columbia Británica, que ofrece diversas exposiciones sobre las civilizaciones antiguas.
Las lluvias son bastante frecuentes, especialmente en invierno. ¡Lleva un buen paraguas!
Lleva una buena guía de inglés si no lo hablas bien.
Circular a pie. Vancouver es una ciudad grande y es necesario alquilar un coche para disfrutar de todas sus ventajas.
Vancouver es una ciudad cosmopolita y su gastronomía se aprovecha de ello. Así, la gran comunidad asiática llena la ciudad de excelentes restaurantes chinos, japoneses, taiwaneses o tailandeses.
La proximidad del mar permite que los amantes del marisco degusten todas las exquisiteces en los mejores establecimientos, siempre y cuando reserven mesa con antelación.
Cuidado con la comida en Granville Island, que goza de mala fama a causa de sus precios y su calidad mediocre.
En el mercado de Granville podrás adquirir numerosos recuerdos (por supuesto, opta por los alimentos no perecederos).
El barrio de Gastown está repleto de tiendas de recuerdos de todo tipo.
El Metropolis de Metrotown es un centro comercial colosal con cerca de 450 tiendas en las que encontrarás todo lo que busques.