Capital sorprendente que evoluciona a una velocidad de locura, Pekín (Beijing) suele ser la primera etapa de un viaje al "Imperio del Medio". Además de elementos imprescindibles de la ciudad como la misteriosa Ciudad Prohibida y la célebre plaza de Tiananmen, es obligatoria una expedición a la Gran Muralla China situada al lado del paso Shanhaiguan, en la provincia de Hebei que rodea Pekín. Hebei significa "al norte del río", en este caso el río Amarillo. Esta región acoge numerosas ciudades de veraneo a orillas del mar de Bohai, sobre todo Beidaihe, la más conocida de las tumbas imperiales y la antigua residencia de verano de los emperadores manchúes del comienzo de la dinastía Qing, en la ciudad de Chengde.
Cada región posee sus especialidades y no faltan ideas de regalos artesanales. Vestidos folclóricos, ropa de seda, chapkas de piel, objetos o sellos esculpidos en piedra blanda, biombos, dulces... Hay mucho donde elegir. Las Tiendas de la Amistad son auténticos "show rooms" de productos chinos reservados exclusivamente a los "amigos extranjeros" y a los ejecutivos. El de Pekín -en la calle Jianguomenwai Dajie, 17- es el más grande del país. Es un lugar muy práctico para hacer las compras de última hora de un plumazo. A pesar de ello, los precios son más altos y el personal sonríe muy poco. Los horarios de apertura de las tiendas oscilan oficialmente entre las 8 h o las 8:30 h y las 20 h o las 20:30 h (y de 9 h a 19 h en invierno), aunque algunas tiendas abren hasta las 21 h. En la famosa calle Wangfujing (en el exterior del Baihuo Dalou, durante mucho tiempo la mayor "gran tienda" de China), la arteria antiguamente más comercial de Pekín, solo quedan algunas tiendas situadas a dos pasos del hotel del mismo nombre. En Wangfujingdajie se han construido altos edificios ultramodernos y hoteles de lujo, y la calle de "Pozo de residencias principescas" ha perdido su encanto. Liuilichang, la antigua calle de los anticuarios, ha sido totalmente reconstruida para el turismo pero vale la pena echarle un vistazo. Las tiendas venden material de caligrafía y objetos antiguos de calidad, pero cuidado con las copias. Para más información: no está permitido exportar objetos de más de cien años. Es imprescindible presentar certificados en el servicio de aduanas y los precios son, en ocasiones, exorbitantes. Situado justo al sur de la puerta Qian Men, Dashila es un barrio popular muy vivo lleno de tiendas de todo tipo: ferretería, electrónica, mecheros, ropa, calzado... No olvides la famosa farmacia china Tongrentang, donde se consulta y se elaboran remedios a base de plantas, cuernos de ciervo, etc. En el mercado Xidan, cerca del barrio popular y comercial Chang'An Jie, se instala cada tarde un mercadillo de ropa muy interesante. Al norte del parque Ritan, el mercado Chaowai vende muebles y pequeños objetos. Al igual que el mercado de Shichahai, cerca del parque Beihai. También es interesante el Hongqiaoshichang, un mercado cubierto próximo al templo del Cielo. ¡Ambiente de la antigua China y baratijas modernas! Para visitar el mercadillo más auténtico, Panjiayuan, hay que ir los sábados y domingos al barrio sur de Jinsong. Aunque se acaba por encontrar casi tantas cosas "made in China" como en las tiendas y bazares de España...
¡La imaginación de la gastronomía china es infinita! Los platos chinos,
¡La cocina china demuestra una imaginación inagotable! Los platos chinos fueron inventados por los pobres de las numerosas provincias, a menudo víctimas de la escasez, y posteriormente fueron adaptados por los ricos. Se elaboran a partir de todos los ingredientes posibles e imaginables. A priori todo es comestible, hasta el animal o producto natural más pequeño a condición de estar preparado y cocinado para elaborar un alimento, en principio, destinado a calmar el hambre pero que después pueda presentarse en la mesa de un mandarín, incluso en la del propio emperador... Comer es tan importante en China, que "paole ma?" -una forma de decir buenos días- quiere decir "¿estás lleno?". Por norma general, la cocina del norte -una región muy fría en invierno- está basada el el trigo, razón por la que predominan los tallarines y los panecillos al vapor en vez de el arroz. La col china es la verdura por excelencia. Una gran especialidad de Pekín es el pato laqueado, que se cocina con la piel impermeabilizada por una especie de barniz. Este plato de calidad, que hay que encargar en caso de ser muchos comensales, se toma en lonchas servidas en pequeñas crepes acompañadas de diversas salsas. En toda China se come con palillos ("kuaizi", que significa "los rápidos"), se bebe té (amarillo o rojo) y mucha cerveza. La sopa (un caldo ligero) se sirve al final de la comida para facilitar la digestión. A diario se comen muchos tallarines y, sobre todo, "tiaozes" (deliciosos raviolis fritos con verduras). El postre no es indispensable. Atención, porque los restaurantes locales cierran a las 20 h y los restaurantes de los grandes hoteles no son, a pesar de los precios accesibles, las mejores direcciones para degustar una cocina auténtica. A cambio, la calidad y la frescura están garantizadas.
China es un país lleno de tradiciones. La más conocida de todas las fiestas familiares es seguramente el día del Año Nuevo con baile del león al son de una música estridente y de numerosos petardos encendidos para alejar los malos espíritus. Igual de famosa: el día de los muertos, que consiste en quemar dinero (billetes de papel) o imágenes que representan bienes de consumo, para ayudarles a que tengan una buena estancia en el más allá. Los paseantes matinales se cruzarán, tanto en el Bund de Shangai como en los parques de Pekín o de Kunming, con personas que practican el Taï Chi Chuan (gimnasia relajante). Las personas mayores siguen manteniendo la pasión por los pájaros a los que miman en sus jaulas. Se organizan concursos de cantos todo el día. También está siempre presente la pasión por el juego, empezando por las partidas de ajedrez chino, de mah-jong, de cartas o de billar disputadas en la acera. En cuanto a la música, aunque la opera de Pekín interesa prácticamente sólo a los turistas, los jóvenes chinos aman el karaoke (de hecho, hasta la ciudad más pequeña tiene su sala) y los menos jóvenes, los bailes... occidentales. ¡El placer de bailar un foxtrot y una rumba al pie de la Ciudad Prohibida, antes de comenzar a trabajar, sólo tiene unos pocos años!
En cuanto a los usos y costumbres del país, los chinos adoran intercambiar tarjetas de visita al finalizar un encuentro. Por lo tanto, tendrás la ocasión de entregar las tuyas. El intercambio se realiza con las dos manos. El apellido siempre va antes que el nombre. De hecho, el uso de este último sólo se reserva a las personas más cercanas. Además, es interesante saber que los chinos se entregan los regalos envueltos en papel brillante de color rojo. Es de mala educación abrir el regalo delante de la persona que te lo ha regalado, hay que hacerlo más tarde. Asimismo, está mal visto deshacerse en cumplidos. Un consejo: si tienes que hacer un regalo a un chino, no le compres nunca un reloj. El homónimo de esta palabra significa "entierro" en cantonés. Además, los objetos cortantes (cuchillos, etc.) tienen un significado negativo, como la ruptura de una amistad, por ejemplo.
Las autoridades de Pekín aconsejan a sus habitantes que permanezcan en sus casas debido a la fuerte contaminación atmosférica. La capital se ahoga bajo la espesa niebla de partículas nocivas. La ciudad sufre picos de contaminación de una densidad inédita. Muchos habitantes se desplazan con la cara cubierta por una mascarilla y algunos también la llevan puesta en el trabajo y en casa.
¡Tenga en cuenta el tren de alta velocidad para desplazarse! La línea de alta velocidad Pekín-Cantón entró en servicio el 26 de diciembre de 2012 y es la más larga del mundo con ¡2298 kilómetros! Pasa por Shijiazhuang, la capital de la provincia de Hebei. Desconfía de los "grandes tours" por China que ofrecen algunos folletos. Saturación de visitas a templos, cansancio a causa del transporte y frustración por no poder deambular más tiempo por aquí o por allá suelen ser causa de decepción. China es un continente y requiere tiempo para visitarlo. Mejor será limitarse a una sola región. Dirígete a un operador turístico especializado en viajes a la carta a ese destino y sigue sus consejos. Una primera visita a China pasa obligatoriamente por Pekín y sus alrededores. Impregnarse de la megacapital de día y de noche, programar los tres o cuatro paseos imprescindibles de una jornada cada uno (la Gran Muralla, las tumbas de los Ming, los palacios de verano...) ocupan fácilmente una semana sin un segundo de aburrimiento Para concluir la estancia ve a visitar la ciudad de Chengde, a 5 horas en tren al noroeste de Pekín. El viaje es una experiencia en sí misma y la antigua residencia de verano de los emperadores del siglo XVIII es una auténtica maravilla con su palacio, sus templos de influencia tibetana, su parque con su plácido lago y su magnífico entorno montañoso.