Larnaca (100.000 habitantes), dotada de un aeropuerto internacional, es una agradable estación balnearia. Paseo bordeado de palmeras a lo largo de la playa donde se concentra el flujo de turistas, puerto deportivo moderno para los deportistas náuticos, antiguo barrio turco a orillas del agua animado con simpáticas tabernas, en suma, es una ciudad en la que el peatón se encontrará a gusto. Se puede visitar, por ejemplo, la antigua mezquita de Al Kebir, la iglesia bizantina de Saint-Lazare, la vieja fortaleza y su museo medieval o incluso perderse por las callejuelas sombrías donde la gente se mezcla con los vendedores ambulantes. Como en la mayoría de las estaciones balnearias de la isla, la zona hotelera está fuera de la ciudad a ambos lados de una carretera que, en dirección oeste, lleva al aeropuerto. Los bloques de edificios, los bares, restaurantes y comercios se alinean sin gracia para formar un conjunto que recuerda a un especie de periferia turística. Algunos establecimientos se desmarcan y consiguen crear un espacio tranquilo y a veces íntimo, orientado al Mediterráneo.
Debe saber que: los hoteles de la isla tienen un buen nivel de confort y de equipamientos.
Las bebidas que pidas durante la comida irán siempre a tu cargo. Los buffets temáticos que se ofrecen por la noche a veces llevan suplemento, por lo que son opcionales.
Todas las playas son públicas.
Los deportes náuticos dependen en la mayoría de los casos de empresas privadas instaladas en las playas, en general a proximidad de los hoteles, por lo que son de pago.
No suele haber club de buceo en la playa del hotel, pero sí te podrán indicar el nombre de algún centro.
Las tiendas cierran el sábado por la tarde y el domingo, lo que hace que las ciudades estén un poco apagadas.
Una excursión por el interior para descubrir realmente la isla. A excepción de algunas calles, Larnaca no es muy típica. Alquila un coche para ir a la zona de Kofinou y de Tochni. En este último pueblo hay varias tabernas conocidas donde se puede comer un plato típico en la terraza. Sigue en dirección a Mazotos y Maroni, a lo largo de una carretera pintoresca donde alternan campos cultivados, terrenos rocosos escarpados y vistas al mar.
Visitar Larnaca en coche. Hay muchas calles de sentido único, tráfico denso, paneles de señalización casi inexistentes: te perderás menos a pie y a menudo irás más rápido. Evita también los restaurantes demasiado turísticos: se come bastante mal y son relativamente caros. Para identificarlos, sólo hay que echar un vistazo al menú. ¿Sólo hay patatas fritas, pizzas, ensaladas y hamburguesas? No, gracias...
Un plato de kleftiko, si lo encuentra. Es una de las especialidades más tradicionales de la isla, pero desgraciadamente, la clientela turística británica mayoritaria tiene tendencia a preferir las pizzas y hamburguesas. Por tanto, para poder degustar este cordero cocinado a fuego lento durante horas y servido con patatas, no dudes en llamar a la taberna de tu elección para asegurarte de que tendrán. En su defecto, prueba la musaka chipriota: servida en un recipiente de barro, tiene un sabor rústico muy agradable. Para ver el entorno, visita los pueblos.