En la costa oeste de Chipre, Pafos es una estación balnearia floreciente que no se escapa de la atmósfera artificial de los grandes centros turísticos de la isla. Aún así, seduce por su tamaño (52.000 habitantes), más modesto que Larnaca o Limassol, por su puerto de pesquero y por el aspecto poco hormigonado del centro de la ciudad y de la zona hotelera. Pero la principal ventaja de Pafos es su situación en el corazón de una región todavía auténtica. Entre los pueblos de montaña de la región de Troodos y la naturaleza preservada de la península de Akamas, los que busquen huir de las masas encontrarán la felicidad y, de paso, podrán seguir la pista de la legendaria Afrodita, diosa del Amor. No hay construcciones anárquicas, ni galerías comerciales, ni riadas de turistas, sino playas de arena fina (Polis, Coral Bay), aldeas apacibles (Lachi, Polis) y naturaleza salvaje (península de Akamas, playa de Petra tou Romiou, pueblo de Pissouri).
Debe saber que: los hoteles de la isla tienen un buen nivel de confort y de equipamientos.
Las bebidas que pidas durante las comidas irán siempre a tu cargo. Los bufés temáticos que se ofrecen por la noche a veces llevan suplemento, por lo que son opcionales.
Todas las playas son públicas.
Los deportes náuticos dependen, en la mayoría de casos, de empresas privadas instaladas en las playas, por lo general cerca de los hoteles, por lo que son de pago.
No suele haber club de buceo en la playa del hotel, pero sí te podrán indicar el nombre de algún centro.
Las tiendas cierran el sábado por la tarde y el domingo, lo que hace que las ciudades estén un poco apagadas.
Sigue las carreteras secundarias al norte de Pafos para llegar a la bahía de Crysochou. Son necesarias unas horas de trayecto, pero la carretera de la costa de Latsi a Karavostasi es muy agradable y relativamente poco transitada durante la semana. Llévate el bañador, la toalla y algo para comer y podrás disfrutar de Chipre sin veraneantes. Si quieres comer en una terraza, puedes parar en Pomos. El entorno está intacto: mar de un azul intenso, pueblo de casitas y barcas de pescadores.
Los numerosos yacimientos arqueológicos: la ciudad antigua de Nea Pafos, las tumbas de los reyes (época helenística), el yacimiento situado al lado de la iglesia Cryssopolitissa. Todos están en Pafos. A proximidad se puede ver el monasterio de Agios Neófitos. Y se debe prever una tarde para ir de excursión a Petra Tou Romiou, el lugar donde se dice que nació Afrodita, la diosa de la belleza. La costa rocosa es magnífica con la puesta de sol.
Los que hayan estudiado griego clásico se alegrarán de poder leer los letreros: ¡es el mismo alfabeto! Para el resto, no hay porqué preocuparse: la doble señalización en inglés está presente por todas partes. No hay que olvidar que en Chipre se conduce por la izquierda (y es muy fácil no acordarse cuando se circula por carreteras secundarias). En cuanto a la moneda: la isla ha adoptado la moneda de la Unión en 2007.
El puerto de Pafos. Entre las tiendas de souvenirs, las cafeterías y los barcos de recreo, cada vez es menos típico. Para ir a ver el yacimiento de los mosaicos hay que atravesar el aparcamiento que hay justo al lado. Es arqueología, pero al menos se muestra una cara auténtica de la ciudad. También se debe evitar elegir Pafos por sus playas. Son pequeñas y de color gris-negro debido a su origen volcánico.
Un plato de kleftiko, si lo encuentras. Es una de las especialidades más tradicionales de la isla, pero desgraciadamente, la clientela turística británica mayoritaria tiene tendencia a preferir las pizzas y hamburguesas. Por tanto, para poder degustar este cordero cocinado a fuego lento durante horas y servido con patatas, no dudes en llamar a la taberna de tu elección para asegurarte de que tendrán. En su defecto, prueba la musaka chipriota: servida en un recipiente de barro, tiene un sabor rústico muy agradable. Para ver el entorno, hay que visitar los pueblos.
Vino. La isla de Chipre produce interesantes caldos para degustar en casa y recrear el ambiente de la isla. Entre las botellas con más renombre, están los vinos blancos de Omodos y de Kilani de los viñedos de Troodos; los tintos de Ahera o de Semeli. También se pueden llevar frutas y legumbres confitadas (berenjenas, membrillos), miel, mermelada de sabores poco corrientes (higo verde o bergamota). En cuanto a los souvenirs, Chipre es conocida por su encaje de Lefkara, sus artículos de cestería y alfarería.