Corea del Sur va más allá del Gangnam Style y de Seúl. A 130Km al sur de la península coreana, se encuentra la isla volcánica de Jeju que forma parte de las 7 nuevas maravillas de la naturaleza que recoge la Unesco como patrimonio natural mundial. Desde grandes ciudades a aldeas tradicionales, entre monasterios budistas y palacios reales, el país de la mañana tranquila no parará de sorprenderte.
Compartiendo frontera con China al oeste, y Japón al este, Corea del Sur se muestra como un lugar misterioso para los viajeros. En él se puede encontrar una gran cantidad de atractivos turísticos, y las muestras de una economía emergente. Budismo, playas vírgenes, dólmenes, altas montañas, islas ecológicas como la de Jeungdo, una veintena de parques nacionales donde descansar, paraíso para los amantes del senderismo, la bahía de Suncheonman, santuario de las aves migratorias, y una gastronomía exótica llena de sabor que ayudan a desconectar totalmente.
En la región del sureste, se debe hacer una parada en la localidad de Gyeongju, la antigua capital del Reino de Silla, la cual conserva numerosos restos históricos. Destacar el templo de Bulguksa y la gruta de Seokguram, ambos reconocidos dentro del patrimonio mundial de la Unesco. Entre los monumentos y lugares que no puedes dejar de visitar en este país, hay que tener en cuenta el templo de Bongeunsa, el palacio Gyeongbokgung, el templo Haeinsa y los vestigios de Namhansanseong, clasificados dentro del patrimonio de la humanidad de la Unesco desde el año 2014
Es aconsejable hacer un alto en la isla de Jeju, recientemente nombrada como una de las 7 nuevas maravillas naturales. Situada a 130Km al sur de la península, esta isla volcánica es muy transitada por turistas surcoreanos, especialmente para las lunas de miel, es a su vez la isla más grande de Corea del Sur y su provincia más pequeña. Ahí se encuentra la montaña más alta del país, Halla-San, un volcán durmiente que llega hasta los 1950m de altitud junto a 368 mini volcanes llamados Oreum. Dentro del patrimonio natural de la Unesco el conjunto de elevaciones y valles, grutas y acantilados constituyen un maravilloso paisaje para retratar y disfrutar. Korean Air ofrece enlaces entre el Aeropuerto de Seúl y la isla de Jeju, con una duración de 55 minutos.
Impresionante ciudad de aproximadamente 12 millones de habitantes, Seúl, la capital ofrece múltiples contrastes que van desde el ritmo frenético de sus mercados y centros comerciales hasta la tranquilidad de sus templos tradicionales. Gyeongju, una auténtica ciudad-museo, Busan, la segunda ciudad del país, Andong y otras muchas ciudades tradicionales. A esto hay que añadir el millar de mercados de todo tipo de géneros, los museos apasionantes en los que el precio de entrada varía entre 1 y 2 euros, los templos y palacios, el santuario real de Jomgmyo, clasificado dentro del patrimonio mundial de la humanidad de la Unesco... Todo unido hace de este un destino original y apasionante que descubrir ya mismo.
En Corea, ir de compras es una verdadera actividad social, encontrarás, sin lugar a duda, todo lo que busques. Los lugares más interesantes son los centros comerciales, que abundan en todas las grandes ciudades coreanas. En Seúl, también puedes visitar las tiendas Lotte y Galleria. En cuanto a las antigüedades, el barrio ideal es el de Insa-dong. Y para la moda, el de Apgujeong. Recorre el barrio comercial animado de Myeong-dong, donde acuden muchos jóvenes, y el grandísimo mercado de Namdaemun. Si te gusta la ropa tradicional, intenta comprar un Hanbok, la vestimenta que todos los coreanos llevaban antes de que se impusiera el estilo occidental. Las tiendas, en general, abren muy temprano y cierran tarde, incluso los domingos.
La comida coreana es abundante, rústica, ligera, especiada a veces...y un poco monótona. Puedes comer excelentes carnes a la parrilla (el "galbi" y el "bulgogi"), surtidos de verduras marinadas muy variadas, que se sirven con cada comida, mucho pescado, varias sopas y cremas y platos a base de fideos. El ingrediente típico de cualquier comida coreana, aparte del arroz por supuesto, es el "gimchi", col con muchas especias, que se conserva en una salmuera. Está delicioso pero un poco fuerte para los paladares occidentales. Tampoco hay que olvidar el Bibimbab, uno de los platos más populares de Corea del Sur, hecho a base de arroz, verduras, carne y pasta de pimienta. Además de la gastronomía japonesa, china e italiana, las cocinas de todo el mundo están cada vez más presentes en las grandes ciudades coreanas. Y por supuesto el Soju, el formidable licor nacional.
Los coreanos se inclinan cuando les presentan a alguien, y la inclinación es más marcada si se trata de una persona mayor. Aunque tu viaje sea de ocio, conviene llevar tarjetas de visita (que se muestran al empezar cualquier conversación). Tómate el tiempo necesario para leer despacio la que te muestra tu interlocutor, demostrando así tu interés. Después de este paso muy formal, ya no hace falta saludar efusivamente: los coreanos son sencillos y muy distendidos. Se suelen hacer regalos, sobre todo si estás invitado a alguna casa. Se da y se recibe con las dos manos. Se descalzan sistemáticamente (pero se quedan con los calcetines) al entrar en un espacio privado, así como en muchos restaurantes, donde se come a menudo sentado, en el mismo suelo. No se paga la cuenta a medias: o invitas o estás invitado. En la mesa, no debes llenar tú mismo tu vaso: esperas a que lo haga tu vecino, y le devuelves el gesto. Los alimentos nunca se tocan con los dedos, se usan los palillos (de metal y no de madera) y la cuchara se utiliza para comer arroz. Debes saber que los coreanos son bastante supersticiosos, y muchos están aún marcados por los antiguos rituales chamánicos, de origen siberiano. Si consigues conocer a fondo a algún coreano, te mostrarán su amistad invitándote a compartir comidas o algunos sencillos rituales, con una carga simbólica "mágica".
Al norte de Seúl se puede visitar la zona desmilitarizada en Panmunjeom. Aquí fue donde las dos coreas se hicieron frente tras el armisticio de 1953.
No se pueden sacar cámaras de fotos dentro de los templos budistas ya que a los monjes no les gusta aparecer en las fotos, y menos por sorpresa.
En Seúl hay que visitar el encantador barrio de Ingsa-dong, con sus casas de té tradicionales, dentro de las cuales revolotean algunos pájaros pequeños en libertad.
Para desplazamientos largos la mejor opción es el avión, más rápido que el tren y generalmente a precios asequibles.
Atención si se viaja en invierno, en esta época hace mucho frío. Se recomienda viajar en las estaciones intermedias, especialmente en otoño. La primavera también es buena época aunque llueve mucho.
Es un lugar muy alejado pero que merece la pena, el vuelo desde Europa dura en torno a 11 horas a las que hay que añadir la diferencia horaria (6h, y 7h en invierno).
El futurista aeropuerto de Incheon es uno de los mejores aeropuertos del mundo. A tener en cuenta que está a 52Km de Seúl, y a la entrada de la capital suele haber muchos atascos. Por ello se recomienda coger el tren que asegura llegar en 45 minutos a la estación central.
En Seúl se puede aprovechar para hacer compras en gigantescos centros comerciales abiertos toda la noche, y aprovechar los buenos precios que se pueden encontrar en cuanto a las últimas novedades electrónicas en el mercado de Yongsan.