La capital de Corea del Sur es una gran metrópolis asiática como solemos imaginarla: todo va muy rápido, los negocios y el consumo se fomentan al máximo, la ciudad sigue desarrollándose, por eso vemos algunas construcciones en curso. Seúl es una ciudad llena de contrastes que vive a 100 por hora o que ralentiza el ritmo según los barrios, donde los edificios de 35 plantas se codean con casas tradicionales y templos budistas. Lugares de visita obligada: el parque de Namsan con la Torre N de Seúl que culmina a más de 200 metros, descubrimiento de la aldea tradicional de Namsangol Kanok con su jardín típico coreano, pasear por el barrio Insa-dong para comprar objetos artesanales y cenar a la coreana en un restaurante tradicional y luego ir de compras a inmensos centros comerciales abiertos toda la noche, etc. La ciudad está muy extendida y rodeada de montañas, por las que los surcoreanos adoran pasear. Cada barrio tiene su encanto pero los más agradables siguen siendo el centro (del palacio Gyeongbokgung a la Torre N de Seúl y Dongdaemun al este), los barrios Itaewon y Gangnam-gu. No es fácil circular por la ciudad, es mejor coger el metro, que es sencillo de usar.
Pasear por el parque de Namsan. Dormir al menos una noche en una casa particular de la aldea tradicional de Buchon Hanok. Pasear por el barrio de Insa-dong. Sacar fotos de los coreanos en el mercado alimentario de KwangJang. Ir de compras después de medianoche a los centros comerciales de Dongdaenum. Cantar en un karaoke en el barrio de Chong-Ro.
El Museo Nacional de Corea y el Museo Folclórico, los templos Bonguensa y Jogyesa, situados en plena ciudad, sin olvidar, los cinco palacios: Gyeongbokgung, Deoksugung, Gyeonghuigung, Changdeokgung y Changgyeonggung.
Si te desplazas por negocios, llévate tarjetas de visita. En general, la gente muestra mucho respeto por las personas mayores. Lo más importante, sé tú mismo, los surcoreanos son afables, hablan y se ríen alto, fúndete en la masa haciendo lo mismo.
Evita conducir en Seúl, sería una fuente de estrés inútil, sobretodo teniendo en cuenta que el metro es muy práctico. Evita venir en verano o invierno, haría demasiado calor o demasiado frío. Y sobre todo, no hables de la tensión con Corea del Norte, aunque en general los surcoreanos no parecen tener miedo y están a favor de la reunificación, algunos son sensibles a este tema.
La cocina coreana es muy sorprendente. Además de ser sabrosa, es nutritiva y baja en calorías pero muy especiada, para nosotros, occidentales. No te marches sin haber probado el Kimchi, la famosa col fermentada con pimienta, que forma parte de todas las comidas coreanas. Prueba todos los tipos de tés que se pueden encontrar en Corea del Sur y el alcohol de soja.
¡De todo, una vez más! Un poco de jengibre, electrónica barata en el mercado Yongsan, ropa fabricada en Corea del Sur de buena calidad, cerámica de celadón de Icheon, ciudad famosa por sus numerosas alfarerías, granos de sarraceno para preparar, en casa, este té tan delicioso, películas coreanas, que se exportan cada vez más, marroquinería de buena calidad.