Más de cinco siglos después de su descubrimiento, Cuba no ha dejado de ser un destino de ensueño para los amantes de la diversión de corazón y espíritu aventurero. ¿Te gusta el sol y la música? ¿Te gusta bailar? Cuba y sus 290 playas ofrecen una excitante mezcla de sensaciones para los adictos a las bondades de la noche y el turismo de costa. No obstante, sería un craso error resumir las virtudes de ésta isla a estos dos últimos factores, ya que más allá de sus soleadas playas de aguas cristalinas y arena fina se oculta un apabullante patrimonio histórico, natural y cultural capaz de hechizar a cualquier viajero que se precie. Sus ciudades culturales son el vivo reflejo de un pasado no tan lejano marcado por la herencia de los colones españoles que hasta finales del siglo XIX hicieron de Cuba la joya de la corona y el último baluarte del viejo Imperio Español en el continente americano. Con más de 1000 kilómetros de extensión, su riqueza paisajística abarca desde exóticos arenales rodeados de palmeras y cocoteros, hasta enormes macizos montañosos situados más allá de las densos bosques tropicales que pueblan buena parte de su superficie.
Su capital, La Habana, es claramente uno de los principales destinos turísticos de Cuba, y el principal fuera de la variada oferta ?playera-festiva?. Epicentro del país desde 1607, ésta encantadora urbe gozó de un esplendor sin igual bajo el dominio de la corona española, hasta el punto de convertirse en una de las ciudades más cosmopolitas de América Latina especialmente a partir del siglo XVIII. Enteramente renovada, el centro histórico de la Habana podría definirse como un museo a cielo abierto en constante expansión. Los viajeros que quieran darse un chapuzón durante su visita a la capital cubana encontrarán en las playas del Este un fantástico lugar en el que broncear sus cuerpos al sol al mismo tiempo que disfrutan de un auténtico mojito cubano.
Santiago, segundo núcleo urbano del estado caribeño, podría definirse como la Barcelona de Cuba. Rivalizando en importancia con la Habana, Santiago puede presumir de contar con uno de los lugares más bellos del país; el archiconocido Parque Céspedes, así como otros importantes monumentos y sitios de interés como su majestuosa catedral, la casa en la que residió el conquistador español Diego Velázquez de Cuellar, la popular Casa de la Trova, en la que deleitarnos con sus cantos folclóricos, o el célebre museo del Carnaval, uno de los más importantes de toda la Isla. A 14 kilómetros de Santiago, la basílica-santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre se revela como el principal lugar de peregrinaje de Cuba.
La ciudad de Trinidad, considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, destaca por sus pintorescos edificios y las espectaculares playas situadas a escasos kilómetros de su área metropolitana. La antigua villa ?medieval? de Camagüey se presenta como una especie de laberinto colonial repleto de estrechas callejuelas salpicadas de historia, con la conocida plaza de San Juan de Dios, construida en el siglo XVIII, a la cabeza de su amplio listado de monumentos de interés.
A la hora de disfrutar de la basta oferta de sol y playa presente en Cuba, Varadero es con diferencia el destino por excelencia de la mayoría de turistas extranjeros seducidos por sus espectaculares arenales plagadas de decenas de resort ?all include? en los que podrán disfrutar de los múltiples placeres mundanos que allí encontrarán. Eso sí, para poder disfrutar de los diferentes atractivos culturales de la zona hay que desplazarse por carretera. Menos paradisiacos pero mejor conservados que las islas, los cayos?pequeños islotes rodeados de aguas color turquesa?acaparan buena parte de la oferta hotelera de alta gama, siendo los mejores lugares para la práctica de deportes náuticos, siendo el submarinismo en sus diferentes modalidades y disciplinas la más popular entre locales y visitantes. Desde el punto de vista turístico, los cayos más conocidos son Coco, Largo, Guillermo y Santa María.
En el interior del país, los impresionantes mogotes de Viñales nos invitan a adentrarnos en una parte desconocida por la mayoría de turistas, pudiéndose contemplar infinidad de plantaciones y pequeñas poblaciones que contrastan con las grandes urbes de este fascinante país que te invitamos a conocer a través de nuestra completa guía de viajes.
La artesanía cubana no tiene nada de excepcional. Encontraremos todo tipo de objetos más o menos creativos, así como cuadros de temática repetitiva en los grandes centros turísticos cerca de la catedral en La Habana Vieja y en la plaza central de la Trinidad. Los bordados son más imaginativos. Ahora bien, lo mejor son las joyas hechas de coral negro. Por supuesto, no nos iremos de la isla sin haber comprado una botella de ron y una caja de habanos. En lo que se refiere al ron, el mejor es, sin duda, el Havana Club, en sus variedades blanca, 3 años, 5 años y 7 años. En lo que a habanos se refiere, sobre todo no hay que comprarlos a quienes intentan vender deprisa y corriendo por la calle. Las mejores cavas de puros están en los grandes hoteles, así como en las «casas del tabaco» que se encuentran diseminadas por los centros turísticos de las grandes ciudades. Las tiendas están abiertas de lunes a sábado de 09:00 a 19:00. Desconfía de los habanos que te ofrezcan desconocidos por la calle. Con frecuencia son de menor calidad de lo que se indica en la caja. Conviene saber que, incluso en Cuba, un buen puro de marca cuesta más de un dólar (si te ofrecen una caja de 25 Montecristo nº4 a 25 $, ¡recházalos! Los precios más bajos se sitúan entre 40 y 50 $). En cambio, ciertas guías (oficiales) recomiendan con frecuencia buenos revendedores particulares. En caso de duda, mejor que arriesgarse a que nos timen, recomendamos comprar directamente en las tiendas. Incluso podrás negociar el precio.
La cocina cubana tiene una fuerte influencia campesina. Si bien la langosta de Cuba es famosa en el mundo entero, los cubanos no la consumen en exceso y tampoco les encanta precisamente el pescado. El plato nacional es el congrí, un guiso preparado a base de cebolla frita, arroz blanco, frijoles y trozos de tocino. La carne más típica en Cuba es la de cerdo y se suele consumir frito o al horno. El pollo se cocina al estilo criollo, con una salsa aromática pero no picante. El arroz es el acompañamiento tradicional de los platos junto con la batata y el plátano macho. El picadillo es un plato tradicional hecho con carne de ternera picada y condimentada con ajo, cebolla, tomates y limón verde. Es considerado como un bocado típico de las clases privilegiadas. El lugar más tradicional para probar la comida típicamente cubana es La Bodeguita del Medio, en la calle Empedrado, en La Habana Vieja. Se trata de una bodega de estilo español con los muros repletos de grafitis. Esta decoración ha creado escuela en gran número de restaurantes del mismo tipo. En elleas podréis degustar el tradicional mojito, la bebida nacional preparada con ron blanco, zumo de limón y hojas de hierbabuena.
Baile, música, ron y habanos: las tradiciones cubanas tienen un marcado carácter hedonista. Aquí se deja que hable el cuerpo y se vive el presente.
La solidaridad entre familiares, vecinos y amigos forma parte integral del día a día de los cubanos; el ingenio es una herramienta fundamental para poder llegar a fin de mes. Es una cuestión de supervivencia y de mentalidad. Los cubanos son "cálidos" por naturaleza. Se besan, se agarran de los hombros, se llaman "mi amor", "mi vida"... el contacto gusta. No obstante, el machismo continuo estando muy presente en la sociedad cubana. Para un cubano, silbar a una mujer por la calle o abordarla con piropos es adularla, no faltarle el respeto. Eso sí, procurad andaros con ojo y no dejaros abordar por los denominados ?jineteros o jineteras?, apodo utilizado para llamar a quienes practican favores sexuales a cambio de dinero, ya que tristemente la prostitución es una realidad bastante frecuente en la isla.
Si vuestro principal motivo de visita en Cuba es el turismo de sol y playa has de saber que el servicio y la comida de los grandes resorts de Varadero no están precisamente a la altura del resto de establecimientos de alta gama de cualquier otro país caribeño, pero lo cierto es que ningún otro estado de la zona presenta la autenticidad y la rica herencia colonial de la Habana o Trinidad.
Con la apertura de Cuba y su acercamiento con los Estados Unidos, el país corre un serio riesgo de perder o ver modificados muchos de los atractivos turísticos y señas de identidad que hacen de éste un destino único en el mundo. Sí bien se trata de un fenómeno a priori positivo, el boom de la industria turística en la isla podría convertir sus increíbles litorales en una auténtica jungla plagada de construcciones hoteleras que acabarían con el paisaje y la esencia del país, amenazada por la masificación de todo tipo de comercios de índole capitalista, como negocios de comida rápida y boutiques de marca, tras más de 50 años de comunismo.
Viajar a Cuba no es barato. Si bien es cierto que el coste de la vida en el país caribeño es bastante asequible para los bolsillos de los turistas extranjeros, el precio del visado, las tasas de salida y las tarifas de los hoteles son considerablemente altas. No obstante, teniendo en cuenta el alto coste de la vida y el hecho de que la mayor parte de productos alimentarios son importados, en muchas ocasiones resulta casi moralmente obligatorio soltar alguna que otra propinilla a quienes nos atiende, especialmente fuera de los grandes resorts.
Antes de partir, es aconsejable llevar consigo un buen puñado de billetes de 1 dólar e incluso monedas de pocos centavos . Así es más fácil regatear, ya que la mayoría de los taxis y muchos comerciantes, por los motivos anteriormente especificados, no suelen tener cambio (o eso dicen). A la hora de comer, no tengas miedo de probar la cocina local de las pensiones e incluso la que preparan en sus casas los propios habitantes. En la isla pueden comerse exquisitas langostas y bogavantes a precios razonables.