Guardalavaca respira ociosidad por los cuatro costados. Aquí se viene sobre todo por el sol y los baños de mar. Este pueblo, situado a 70 km del aeropuerto de Holguin, ofrece un entorno sin contrastes: kilómetros de arena blanca bordeados de hoteles. Si se busca bien, se puede encontrar con qué distraerse: algunas piedras antiguas, pueblos, reservas naturales. Hay dos lugares: la playa de Guardalavaca y la playa Esmeralda. A la primera puede acceder todo el mundo, incluidos los cubanos, y la segunda está reservada para los turistas.
Se puede dar una vuelta por Holguin, ciudad natal de Fidel Castro, o bien ir al museo de Chorro de Maita, un lugar al aire libre que custodia los restos de un pueblo indio actualizado por unas excavaciones.
En Guardalavaca se dan cita los deportistas y los enamorados de la naturaleza preservada: buceo, pesca (e incluso caza), paseos en bicicleta por las carreteras de campo, nadar en compañía de los delfines del parque natural Bahía de Naranjo.
Se debe evitar la época de los ciclones (octubre y noviembre). Llévate ropa ligera y crema solar.
Se debe evitar hablar mal de Fidel Castro. No hay que tener un comportamiento o decir cosas que puedan incomodar a los cubanos. No se les debe preguntar qué piensan del régimen político, de Castro.
La cocina cubana es bastante pobre y poco diversificada. Pollo y arroz son los principales alimentos de la cocina cubana. En cuanto a las verduras, en la mesa se sirven patatas o plátanos fritos y a veces ñames. Pero hay que probar sobre todo las langostas. Los postres no son nada del otro mundo, se pueden comer helados, sólo de dos sabores, fresa y chocolate.
Por supuesto, el ron cubano es excelente. Los amantes de los puros podrán traerse provisiones. El souvenir local para los señores puede ser la auténtica camisa cubana, guayabera o el sombrero de paja de los campesinos, el guajiro. En cuanto a la música, se pueden encontrar numerosos CD de artistas locales.