Alejandría, la hermosa ciudad mediterránea del siglo XIX, mundana y cosmopolita, ha conservado de esta gloriosa época edificios señoriales de fachadas envejecidas con un aire antiguo. En la antigua ciudad de Alejandro, hay que visitar el Museo grecorromano (con una rara colección de tanagras, que son estatuillas de terracota pintada que se encontraron en la necrópolis de la ciudad) y las catacumbas de Kom esh-Shuqafa (tres niveles de galerías funerarias de los siglos I y II, único ejemplo de sincretismo de los artes egipcio y grecorromano). La ciudad actual está al final de un acantilado. Pasear al borde del mar es absolutamente recomendable. Entre el fuerte de Qaitbay y el palacio Ras et-Tin, en las populares callejuelas de Anfuchi, el antiguo barrio marinero, lleno de cafés y pequeños restaurantes de pescado. Entre dos y tres días serán suficientes para descubrir la ciudad del ilustre faro.