A 880 km del Cairo y a 225 km de Luxor, en dirección sur, Asuán se construyó a la altura de la primera catarata del Nilo. Con una importancia estratégica considerable, en otra época controlaba el paso de los barcos abriendo la vía hacia Nubia y Somalia. En la actualidad, es una ciudad turística que ha sabido conservar un encanto arrebatador. Los nubios son gente sonriente y dulce. El paisaje es su viva estampa. Es imposible resistirse a la alegría y vivacidad de los niños que cantan la serenata a los turistas persiguiendo a los faluchos hasta el centro del río en frágiles esquifes. Y también está el Nilo, con personalidad propia, tranquilo y apacible, y el desierto, dunas lisas y redondas al alcance de la mano.
Sobre una de las colinas de la ciudad domina majestuosamente uno de los últimos grandes palacios del mundo, el Old Cataract, antigua residencia real reconvertida en hotel de lujo. Un lugar de leyenda en un decorado de ensueño frente a la isla Elefantina, donde emergen los vestigios sobrepuestos de templos egipcios y greco-romanos. La incomparable suavidad del atardecer y las puestas de sol son inolvidables. No quedo otro remedio que sucumbir a la lentitud magnífica de este paisaje salido de un cuento. Es un lugar ideal para la ociosidad y la contemplación.
Dar un paseo en falucho y descubrir de camino las islas o la orilla izquierda. Pasear también por el zoco lleno de colorido. La excursión a Abu Simbel se hace en avión o en autocar desde Asuán. De camino al aeropuerto, no hay que olvidar pasar por la Presa Alta.
Pasear por Asuán, visitar el templo de Philae y el obelisco inacabado, el museo nubio...
Cuando visites los templos, no olvides protegerse del sol con crema o con una gorra o sombrero...
No hay que ir muy tarde a visitar los templos, cuanto más pronto, mejor...
Podrás probar los mezzes (salsas sabrosas para mojar pan), foul (puré de judías aliñado con zumo de limón, hierbas y aceite de oliva), hummus (puré frío de garbanzos con aceite y pasta de sésamo, hojas de parra rellenas, carne a la plancha, verduras rellenas, cordero relleno, hojas de brick, sandía, dátiles, baklawas, albaricoques secos... En cuanto a las bebidas, se puede probar el carcadé, los vinos egipcios o el té a la menta...
Se pueden comprar chilabas, túnicas, camisas bordadas de algodón (el algodón está barato), trajes de danza oriental con abalorios, papiros, babuchas, joyas beduinas, cajas con incrustaciones de nácar, sandalias, cristal y cerámica, objetos de cobre, frascos de perfume, música egipcia, especias, ceniceros de alabastro...