El valle del Nilo alberga muchos tesoros del Antiguo Egipto. De Alejandría a Abu Simbel, el valle esconde más de 3000 años de historia, que todavía hoy suscitan interés y curiosidad.
Todo empieza a orillas del Nilo. Con sus cerca de 6670 km de largo, recorre el desierto blanco. En la época de los faraones, este ofrecía fértiles limones durante la crecida anual que se producía cada verano. De hecho, estas crecidas eran el punto de referencia del calendario del antiguo Egipto, puesto que era el acontecimiento más importante del año. Como decía Heródoto, historiador griego del siglo V a.C., «Egipto es un don del Nilo». Sin él, la tierra no sería fértil y no habría habido agricultura en sus orillas.
Desde 1971, fecha en la que se terminó la presa de Asuán, el río dejó de desbordar. El contraste entre río, vegetación y desierto sigue siendo sorprendente. En la actualidad, se calcula que el 90% de la población egipcia vive en el valle del Nilo.
Es la cuna de la civilización egipcia, y alberga varios secretos de la época de los Faraones. Aquí se encuentra Alejandría, fundada por Alejandro Magno en el año 331 a.C., que albergaba su famoso faro, reconocido como una de las siete maravillas del mundo.
Las famosas pirámides de Giza, de Saqqara o de Dahshur nos observan al nordeste del río. Un poco más abajo, el Valle de los Reyes descansa a la altura de Luxor, con sus 63 tumbas.
Las maravillas del Antiguo Egipto se combinan con el acogedor decorado del valle del Nilo y suelen despertar una gran admiración en los visitantes.
Descender el Nilo en falúa, alejado de las multitudes.
De las maravillas del Antiguo Egipto del Valle de los Reyes a los templos de Luxor y Karnak, pasando por las pirámides de Giza o de Dahshur.
Si hace viento, recuerda proteger tu cámara fotográfica, ya que al sacarla puede dañarla la arena.
Las recomendaciones generales de higiene para los viajes a los países en desarrollo, que buscan proteger de las infecciones microbianas, son: evitar consumir alimentos crudos o poco hechos, en particular carnes y huevos, y lavarse regularmente las manos con agua y jabón o una solución hidroalcohólica.
Y degustar mezzes (sabrosas salsas en las que mojarás el pan), ful (puré de habas aderezado con zumo de limón, hierbas y aceite de oliva), humus (puré frío de garbanzos con pasta de sésamo y aceite), hojas de parra rellenas, carne asada, verduras rellenas, cordero relleno, hojas de brick, sandía, backlavas, albaricoques secos... En cuanto a las bebidas, podrás apreciar el karkadé, los vinos egipcios o el té a la menta...
Podrás comprar chilabas, túnicas, camisas de algodón bordadas (el algodón es muy barato), trajes de danza oriental con lentejuelas, papiros, babuchas, joyas beduinas, cajas con nácar incrustado, sandalias, cristal y cerámica, objetos de cuero, frascos de perfume, música egipcia, especias, ceniceros de alabastro...