A orillas del río Guadiana, Badajoz fue asentamiento prehistórico, no obstante, su origen urbano data de la época árabe, a pesar de que existió una importante actividad agraria romana en la zona.
Fue en la etapa Almohade en la que se construiría uno de los más atractivos emblemas de la ciudad pacense, la Alcazaba, un complejo amurallado que incluye algunas construcciones dignas de una visita a fondo, como la Torre de Espantaperros o el Palacio de los Duques de Feria, actualmente sede del Museo Arqueológico Provincial. Esta ciudad de esplendor árabe también ha vivido otros tiempos de gloria que han ganado al tiempo a través de vestigios como el Convento de las Trinitarias, la iglesia de La Soledad, la catedral, o los numerosos puentes, murallas y puertas que caracterizan la evocadora ciudad. Tampoco hay que perderse un paseo por el casco antiguo, especialmente un recorrido por las singulares Plaza Alta y la Plaza de San José. La ciudad pacense, cargada de épicas historias, ha sido tradicionalmente punto de unión fronterizo entre España y Portugal.Tras unos días en Badajoz, merece la pena visitar Cáceres, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Cerámica, orfebrería, madera y forja son materiales típicos de Badajoz. También hay bordados y trabajos en cestería que siguen la tradición de esta provincia extremeña.