Bajo un clima marcadamente mediterráneo, el levante valenciano esconde rincones tan dispares como las costas que alternan acantilados y playas, cosa rara lejos del cantábrico, o las sierras que mezclan ocres y azules en el litoral, o verdes y colores calientes hacia el interior.
El litoral del levante de la Comunidad Valenciana es una preciosa mezcla de playas de arena fina, pequeñas zonas de acantilados formados por la caída brusca de las sierras, y lindos paisajes de pequeñas islas con el mar como telón de fondo. Sin embargo, hay que saber elegir, ya que desgraciadamente el urbanismo ha hecho estragos en esta preciosa costa.
De los humedales a los ríos, del mar a la montaña, las aves han decidido quedarse a vivir por aquí.
La Comunidad Valenciana se ha esforzado por mejorar sus instalaciones y potenciar a sus artistas para desarrollar su arte y cultura más contemporáneos. Esto se ve especialmente en las ciudades de la costa. Mientras que en las zonas de interior, aún se conservan muchas urbes con la esencia de las formas de vida tradicionales. La oferta museística es muy variada, así como el desarrollo de eventos.
Valencia es particularmente famosa por su gastronomía. Quién no conoce la paella, una especialidad local mundialmente conocida, pero no la única. Aquí también se elabora el agua de Valencia, una mezcla de cava y zumo de naranja, así como la horchata de chufa que se suele tomar acompañada de fartones (pasteles alargados). Valencia y sus alrededores, con trece restaurantes galardonados con estrellas Michelín, son una de las grandes regiones gastronómicas de Europa. Los restaurantes encuentran sus productos en el Mercado Central. El Mercado Colón es otro lugar para visitar si bien es más turístico y menos auténtico.
Valencia es rica en monumentos tales como sus iglesias y su catedral con la famosa torre Miguelete, símbolo de la ciudad.