Viajar a El Puerto de Santa María te permitirá disfrutar de los mil y un placeres que ofrece esta vivaz localidad costera conocida como la Ciudad de los Cien Palacios.
Se trata de un lugar con más de 3.000 años de historia que sirvió a los musulmanes de puerta de entrada a la península, siendo igualmente su puerto uno de los enclaves más importantes de las expediciones al Nuevo Mundo. Buena parte de la historia y tradición de la ciudad todavía puede apreciarse en las fachadas de las casas-palacio y monumentos que la decoran, así como en las coquetas bodegas que siguen funcionando como tal, produciendo excelentes vinos del Marco de Jerez. Patios puramente andaluces, una plaza de toros de gran solera y capacidad, míticas marisquerías y una gran animación son algunos rasgos de este pedacito de la Costa de la Luz.
Así pues, sus excelentes playas, que son casi una decena, se encuentran entre las mejores de nuestro país, contando muchas de ellas con el distintivo de calidad Bandera Azul. Por otro lado, su puerto deportivo es igualmente un rincón de obligada visita. Se dice que fue aquí donde se construyó la nao o carabela de Santa María, el mayor de los barcos que viajaron con Colón en su primera expedición al Nuevo Mundo. También parece ser que Juan de la Cosa dibujó en este mismo lugar, en el año 1500, el primer mapa-mundi que incluía América. Sin duda, la ciudad cuenta con un sinfín de atractivos que la han llevado a convertirse en uno de los destinos turísticos más populares de toda la Comunidad Autónoma de Andalucía.
Un gran clásico es coger el famoso vaporcito, la motonave que enlaza El Puerto con Cádiz y que en 1999 fue declarada Bien de interés cultural; por la Junta de Andalucía. En este mítico barco se grabó la famosa película La Lola se va a los puertos; y es la mejor idea para ir de excursión a la capital gaditana. Tumbarse bajo la sombrilla o practicar deportes náuticos son algunas posibilidades que ofrecen las varias playas del lugar: Valdelagrana, La Puntilla, Fuentebravía, El Buzo, Vistahermosa, Las Redes, Levante y La Calita.
Los amantes de las compras no deben perderse el mercadillo: se instala todos los martes por la mañana cerca de la Playa de la Puntilla (en el Paseo José Luis Teja). Otro ineludible del shopping es el mercado municipal de abastos, donde también se puede rematar la faena de compras con un buen aperitivo.
Uno de los grandes emblemas es la Real Plaza de Toros de El Puerto de Santa María, la mayor en capacidad del país, después de Madrid y Valencia, con un aforo de unos 12.200 espectadores. El torero Joselito, alias El Gallo, dijo en su día: Quien no ha visto toros en El Puerto no sabe lo que es un día de toros.
La ciudad conserva algunas de las elegantes casas-palacio que durante los siglos XVI y XVII construyeron los adinerados cargadores de Indias, gracias al esplendor comercial entre España y América por entonces. Vizarón, Aranibar, Varela y Reinoso de Mendoza (donde se ubica el Consistorio) son algunos de estos ejemplos. Otros lugares para no perderse son: la antigua lonja; el Monasterio de la Victoria (que en su día fue una prisión, de la que se escapó El Lute) y el Castillo de San Marcos. Este último fue una mezquita durante la época almohade.
Una buena idea es acudir a esta hermosa ciudad con motivo de su gran feria anual. Se trata de la Feria de Primavera y Fiesta de Vino Fino, que cada año tiene lugar después de Semana Santa. Los que se apunten a un bombardeo sabrán que ésta se celebra al terminar la Feria de Abril de Sevilla y una semana antes que la Feria de Jerez. La de El Puerto, que dura una semana, es una explosión de colores y alegría por la vistosidad de los vestidos de flamenca y trajes de corto de los participantes, y por la animación y el baile hasta el amanecer tiene lugar en coquetas casetas.
Además de la feria, El Puerto puede presumir de animación durante todo el año, aunque sobresalen las fechas de Semana Santa y verano, cuando especialmente madrileños, vascos y sevillanos inundan sus chiringuitos, hoteles y apartamentos.
Si se planea ir en verano, conviene evitar dejar la reserva del hotel o apartamento para el último minuto ya que se trata de un lugar de vacaciones de gran solera y con ello de gran demanda. Lo mismo para los restaurantes: en temporada alta se ponen hasta la bandera por lo que conviene reservar o acudir con antelación para asegurarse sitio.
El Puerto cuadriplica su población en los meses de julio y agosto por lo que los enemigos de las masificaciones deberían pensar en otras fechas para ir. En el mismo sentido, si se tiene intención de pasar unas apacibles noches sin ruidos, es conveniente escoger cualquier hotel que no se encuentre en el casco urbano, ya que rara es la calle que en las noches de verano no tiene el sonido de ambiente de terrazas y grupos de jóvenes en busca de marcha.
Por encima de cualquier otro elemento, en el Puerto de Santamaría el marisco juega un papel protagonista. De hecho, la localidad cuenta con una zona conocida con el nombre de la Ribera del Marisco; donde se concentran unas concurridas terrazas en las que no faltan los cucuruchos de gambas, camarones, patas de cangrejo y platos de salpicón. Una de las marisquerías más famosas es la de El Romerijo, toda una institución en el lugar, fruto de cuya popularidad y ha experimentado una expansión casi incesante. En este lugar, el cliente escoge los productos al peso directamente en el mostrador; la bebida la pide aparte. También tiene la opción de tomar pescaíto frito, en otro de los locales de esta misma firma. Dentro de la categoría del pescaíto frito, podemos apreciar las populares tortillas de camarones, los boquerones en adobo, las sardinas empanadas, el pescado de roca a la gaditana, las pavías de merluza y el pescado del freidor.
En el apartado de guisos, los fideos con lenguado, el caldillo de perro y las coquinas a la marinera se imponen como los más populares. En cuanto a los pescados, las castañitas, los tapaculos, la raya, el malarmao y el marrajo son los más comunes, mientras que en lo que a postres y dulces se refiere, los más destacados son las tejas de El Puerto, la Tarta imperial, las carmelas de la Merced, las sultanas de coco y los mantecados.
Aparte, El Puerto alberga excelentes restaurantes para tomar pescado fresco cocinado de mil maneras. Para maridar estos platos, nada mejor que los vinos de la tierra: fino, amontillado, oloroso, palo cortado, Pedro Ximénez y moscatel, entre otros, sin olvidar el vinagre, todo con DO Jerez.
Tras la visita de alguna de las bodegas del municipio, una buena idea es comprar vino ya que suele ser más económico que en las tiendas, aunque si se viaja en avión, no hay que olvidar que las botellas no pueden incluirse en el equipaje de mano. Los aficionados al mundo de los caldos pueden igualmente llevarse de recuerdo una venencia para practicar en casa con el arte de servir finos.
En El Puerto de Santa María hay varias fábricas de cerámica donde se pueden adquirir azulejos, objetos o réplicas a gusto del consumidor con el valor añadido del toque artesanal. La Feria de Primavera es todo un escaparate de vestidos de flamenca y trajes de corto, por lo que abundan las tiendas que los hacen a medida; si uno se atreve con los volantes o el sombrero de ala ancha, El Puerto es un buen lugar para adquirir estas vestimentas.