La elegante, la presumida, la apacible y la majestuosa. La bahía de La Concha, el lado más conocido de San Sebastián, es un auténtico placer para todos los sentidos. Edificios señoriales, fina arena de suaves tonalidades, tenues reflejos de las luces sobre el mar, una imagen de ensueño que se completa con la vegetación de las colinas que abrazan la playa: el monte Urgull, el monte Igueldo (al oeste), la isla de Santa Clara (en el centro) y el monte de Ullia. Cuatro enclaves también ideales para saborear en la distancia la fotografía de La Concha. Es uno de los lugares más hermosos de Euskadi. Un clásico que a su vez tiene sus clásicos: la elegante barandilla, los tamarices y, por supuesto, los paseos. Es el mejor recuerdo que nos podemos llevar con nosotros: dejarnos llevar por el paseo marítimo hasta llegar al Peine del Viento de Eduardo Chillida. ¿Existe mejor placer?