Viajar a Marbella es viajar al destino estrella de la Costa del Sol. Es un antiguo pueblo típico muy jet-set que ha conservado su encanto pese al desarrollo galopante de las infraestructuras turísticas.
Las encantadoras callejuelas floridas del casco antiguo de Marbella, enclavadas en el corazón de la ciudad, pronto nos hacen olvidarnos del tráfico, del hormigón y del ambiente trepidante de la Costa del Sol. Este antiguo barrio árabe es un auténtico laberinto de callejuelas estrechas y tortuosas por las que es agradable perderse. La célebre Plaza de los Naranjos es el centro neurálgico del casco antiguo de Marbella. Es todo un placer sentarse en la terraza de un café a la sombra de los naranjos en flor mecidos por el burbujeo de una fuente de piedra del siglo XVI. Por el camino, párate a ver la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, el museo del grabado español contemporáneo, el museo del bonsai o ante la Virgen del Balcón, rodeada de buganvillas. A 2 km se puede visitar la mezquita de Marbella, detrás de la cual se oculta la residencia del rey Fahd (una réplica de la Casa Blanca).
En cuanto al mar, las largas playas están salpicadas de hoteles de mayor o menor categoría y de algunos de los mejores restaurantes de España. Las playas están muy bien dotadas de servicios de playa y de chiringuitos, pequeños bares que se pueden encontrar regularmente por toda la Costa del Sol. Para los deportes náuticos, Funny Beach es el club imprescindible. Situado a la entrada de la ciudad, ofrece una completa gama de deportes náuticos y terrestres.
Pero Marbella no se limita sólo a la playa. También es un destino interesante por sus campos de golf (una docena de recorridos). En particular, el de San Pedro de Alcántara es muy apreciado por los ingleses. Cada año, el valle del golf atrae a profesionales y aficionados procedentes de todo el mundo. A 6 km de Marbella, Puerto Banús es un puerto deportivo donde se concentran numerosas celebridades locales y casi mil veleros y yates a cada cual más lujoso. Se pueden encontrar multitud de restaurantes y bares, anticuarios y tiendas de lujo que a menudo abren toda la noche en temporada alta. Así pues, puedes elegir entre el encanto andaluz y el lujo español. Desde Marbella también es posible optar por hacer excursiones más lejos. Los más curiosos o los incondicionales de la corona británica podrán ir a echar un vistazo rápido al mítico peñón de Gibraltar. Por último, numerosas agencias ofrecen travesías por el Mediterráneo para ir a Marruecos, a Ceuta o a Melilla.
Entre los clubes de golf de más prestigio de Marbella, el de San Pedro de Alcántara es especialmente apreciado por los ingleses. Los deportes náuticos tampoco se quedan atrás: vela, esquí náutico, canoa, buceo, e incluso pesca de altura.
Además de Marbella, a pocos kilómetros de la costa, no olvides visitar los encantadores pueblos tradicionales de Mijas, Ojen en Sierra Blanca e Istán. Los amantes de las panorámicas espectaculares podrán pasear por Sierra Bermeja tomando la carretera del Pico de Las Reales, que ofrece unas vistas magníficas de toda la costa e incluso de África.
Si quieres descubrir la verdadera Andalucía, no puedes olvidarte de visitar Sevilla, Córdoba y Granada, son una auténtica maravilla. La ruta de los pueblos blancos es menos cultural y más bucólica, pero también despierta mucha admiración. Si te decides a hacerla, recuerda llevar sombrero y gafas de sol.
Desde luego, es agradable degustar las especialidades andaluzas con los pies en la arena a orillas del mar en un entorno exótico. Pero cabe decir que los restaurantes del paseo marítimo a menudo son más caros que los pequeños establecimientos en las partes altas de la ciudad. No dudes en probar alguno de ellos en alguna de las callejuelas poco concurridas.
Además de las tapas y platos tradicionales, las sopas, frías o calientes, aparecen en todos los menús. Se pueden encontrar numerosos pequeños restaurantes especializados en pescado y marisco. Sepias, calamares (fritos o en ensalada) y salmonetes son los más frecuentes. También hay buenos platos de verduras y hortalizas. En resumen, hay donde elegir.
Entre las habilidades se distinguen la alfarería, la ebanistería, la talla de mármol, el hierro forjado las almohadillas y la tapicería mural.