El casco antiguo de la isla contrasta con su parte vacacional, lo cual produce un complemento perfecto para el turista. Desde hace algunos años Palma se ha transformado en una ciudad moderna, cosmopolita y que ofrece gran variedad de actividades para sus nativos y visitantes. A pesar de que la lista de atractivos turísticos es amplia, su gran imperdible es es la majestuosa catedral de estilo gótico, que se ubica junto a al paseo marítimo, por lo que es imperdonable no recorrerlo y apreciar desde allí las fuentes que lo rodean. Tampoco se puede dejar de visitar el interior de la Catedral, cuyo su rosetón decorado con vidrieras alcanza los 12,5 m de diámetro); a lo que se suma que en la capilla real se puede encontrar un baldaquín de hierro forjado diseñado por Gaudí. Junto a la catedral se encuentra el palacio de la Almudaina, una antigua fortaleza musulmana convertida en residencia de los reyes de Mallorca. Al este hallamos los Banys Arabs, que datan del siglo X: se trata de los últimos vestigios de la antigua ciudad, antaño entre las más importantes de Al Andalus, y es que Palma de Mallorca cuenta con importantes edificios de patrimonio histórico y artístico de la ciudad, muchos de ellos cuentan una parte esencial de la historia de la constitución de la ciudad, como sus patios, sus monumentos religiosos, sus museos y sus galerías de arte.
Te recomendamos tomar el típico tren de vagones, pues desde 1912 une Palma con el encantador municipio de Soller a través de magníficos paisajes de montaña, que se pueden apreciar y detallar, gracias a que esta máquina no supera los 40 kilómetros por hora en velocidad. Se trata de 27 kilómetros que podrás disfrutar antes de llegar a la estación Art Nouveau de Soller, para tomar desde allí el tranvía que une al tren con el puerto de Soller, situado a 4 km; es decir, unos 15 minutos, durante los cuales podrás disfrutar del olor y la sombra de frescos naranjales.
La ciudad vieja alberga un impresionante número de iglesias y de residencias señoriales, lo cual hace de este sector un gran centro de interés para los veraneantes con su majestuosa catedral gótica del siglo XIII, el Palacio Real de la Almudena y las callejuelas de adorables patios floreados. Al igual que el Castell de Bellver con su impresionante vista sobre la bahía y su animado puerto por la noche. También merece la pena ver la península de Portals Vells, situada en el extremo oeste de la bahía de Palma. Para los aficionados a las excursiones, también la Fundación Piro en las alturas de Palma. Por último te recomendamos realizar excursiones y descubrir los rincones del resto de la isla. Todos los atractivos de Mallorca están a alrededor de una hora en coche, lo que hace muy cómodo y práctico el desplazamiento. Así, podrás organizar tu estancia para, desde la capital, planificar visitas a la Serra de Tramuntana (con numerosas rutas de senderismo y naturaleza), la zona norte de la isla, con sus playas y sus paisajes de ensueño, las calas y las maravillas naturales del este de la isla, las largas playas de arena del sur y el mundo rural y gastronómico del interior de Mallorca.
Para divertirte por la noche, cuentas con muchos bares y restaurantes que además de comidas tradicionales ofrecen espectáculos de bailes flamencos, acróbatas, contorsionistas e incluso números con caballos andaluces y shows ecuestres. Y, por supuesto, ir a Palma de Mallorca y no sumergirse en sus aguas sería insólito; por eso, te recomendamos que no dudes en ir a sus magníficas playas, que son precisamente lo que ha convertido a Palma en uno de los destinos más conocidos y apreciados del mundo. La ciudad se prolonga a ambos lados de la bahía en cinco playas y ocho zonas de baño, con largos arenales de aguas cristalinas. Te recomedamos las siguientes: Platja de Palma, Cala Major, Can Pere Antoni, Ciutat Jardí, Can Pastilla o Cala Estancia.
Se desaconseja el desplazamiento en coche: la circulación es difícil, sobre todo en el casco antiguo de la ciudad, y hay pocos lugares donde aparcar.
La capital de las Islas Baleares alberga un gran número de restaurantes y bares que proponen una gran variedad de platoss. Uno de nuestros favoritos es el Can Cera, restaurante en el hotel del mismo nombre: ¡sin duda una de las mejores mesas de Mallorca! Este restaurante gastronómico a la carta propone una fantástica fusión de cocina mallorquina y mediterránea. Sumergirte en el Mercado del Olivar, el principal mercado de la capital, se convierte en visita imprescindible. Y, es que claro, tratándose de una ciudad bañada por el Mediterráneo, podrás imaginar que su gastronomía se sustenta principalmente en los frutos más exquisitos del mar, que han dado origen a platos tan populares y tradicionales como el ?tumbet? o el ?frit?. Además, son varios los chefs de renombre internacional que han escogido a Palma de Mallorca para instalar sus restaurantes de recetas innovadoras y creativas. Pero como sabemos que estás a punto de tomar tu vuelo a Palma de Mallorca, te dejamos aquí algunos platos recomendados que no podrás dejar de saborear: Porcella rostida, Lechona al horno, Escaldums, Estofado de pollo o pavo con almendra picada, Pa amb oli y Sopas mallorquinas.
No puedes salir de Palma de Mallorca sin llevarte una de sus perlas Manacor, cuyo vidrio está fabricado según técnicas tradicionales al igual que la cerámica. Pero si lo tuyo no son las joyas, también podrás también llevarte de recuerdo alginos tapices, mochilas de cuero, objetos en hierro forjado, en cobre, en madera de olivo o también licores de hierbas.