Entre la Colonia Sant Jordi y Cala Mesquida hay multitud de calas aisladas, a veces de difícil acceso. El puerto de Porto Petro se encuentra a 4 km de la gran localidad turística de Cala d'Or, en la costa sureste de Mallorca. La costa este de Mallorca incluye grandes localidades turísticas como Porto Cristo, Cala d'Or, Cala Domingos y Cala Ratjada. Pero viajar a Porto Petro te permitirá disfrutar de hermosas calas salvajes para los que buscan tranquilidad. La más conocida es la cala Mondragó, pero es víctima de su éxito y está demasiado frecuentada. Hay otras calas menos conocidas pero igual de hermosas, como la cala Barca. Hay un sendero bajo los pinos que conduce a una calita donde reina una gran tranquilidad. No hay equipamiento de ningún tipo: ni tumbonas, ni sombrillas, ni actividades náuticas, pero el entorno es magnífico y está preservado. La playa no está vigilada, pero esta adorable calita no es peligrosa: no hay corrientes ni olas. No obstante, se aconseja llevar sandalias por la presencia de rocas en el agua. La playa alberga un restaurante a la carta con ambiente "chill out" y música en directo algunas noches.
El barco con fondo de cristal Starfish une Cala Figuera con el tradicional pueblo de pescadores de Porto Colom pasando por Cala Mondragó, Cala Barca, Porto Petro, Cala Egos y Cala d'Or, la localidad turística con multitud de bares, restaurantes y tiendas. Te aconsejamos que cojas el trenecito (de pago) que hace el recorrido de las playas durante todo el día. En las esquinas, las playas son pequeñas calas. Hay muy pocas plazas, porque el espacio es reducido y hay mucha gente. A pesar de ello, son calitas muy bonitas de agua translúcida y arena fina. Por otro lado, la región incluye numerosos campos de golf que bordean el litoral.
Las bonitas calas: Cala d'Es Pou, cala Mondragó, Cala Barca y Cala Ego.
En invierno, las localidades turísticas se quedan ralentizadas. Un plus si se busca la calma, pero si quieres animación, elige una estancia en la ciudad vieja de Palma en este período. Por su parte, la costa sureste se anima en verano y conserva su autenticidad en un entorno natural conservado, al contrario de lo que ocurre en la zona urbanizada de Palma.
La Cala Mondragó es magnífica, pero evita ir en temporada alta, de mayo a principios de septiembre, porque hay que aparcar a kilómetros y no hay ni 1 m² para colocar la toalla. El encanto de los lugares está un poco arruinado...
Porto Petro es un rincón selecto con una marina y hoteles de lujo, así que no sorprende que haya muchos restaurantes gastronómicos.
Mucha artesanía mallorquina. Además de las famosas perlas de Manacor, conocidas en todo el mundo, aún se fabrica cristal según las técnicas tradicionales, además de cerámica. Podrás llevarte también tapices, bolsos de cuero repujado, objetos de hierro forjado, de cobre o de madera de olivo, además de licores de hierbas.