Situada al oeste de la bahía de Palma, Santa Ponça es una ciudad de veraneo muy tranquila, situada al pie de una encantadora bahía ubicada 20 km al oeste de Palma. El aeropuerto se encuentra a 30 km. Su playa suele estar bastante llena y no es muy grande por lo que si vas a viajar a Santa Ponça deberás levantarte temprano para conseguir un buen sitio. Está bien equipada con tumbonas de plástico y sombrillas de paja. Dispone de duchas, un campo de voley-playa, bares y restaurantes. También podrás practicar varios deportes acuáticos. Es una hermosa playa de arena fina y agua transparente situada en un entorno agradable: una bahía rodeada de colinas arboladas. Un poco más lejos, dominando la nueva marina de Port Adriano a la entrada de la ciudad, está El Toro: una hermosa cala con acantilados rojos al estilo del Gran Cañón. La playa de Port Adriano es una encantadora calita con acantilados de color ocre que recuerdan al oeste de los Estados Unidos. La marina ha estropeado un poco este soberbio lugar natural, aunque fue diseñada por Philippe Starck y está bastante lograda. La playa sigue siendo virgen, sin tumbonas, sombrillas ni duchas.
Tienes donde elegir para divertirte: golf, Marineland en Portal Nous, Katmandou House, karting, aquapark, sesión de surf y bodysurf en Sol Wave House de Magaluf y el casino.
En la región de Palma, en las tierras que llevan a las montañas de Soller, el Son Amar ofrece una cena-espectáculo de calidad con espectáculo ecuestre, magia y baile español.
La marina de Port Adriano en El Toro, diseñada por Philippe Starck. La península de Portals Vells, situada en el extremo de la bahía de Palma y accesible por pequeñas carreteras asfaltadas, ofrece hermosos paseos entre pinares y calas salvajes.
En octubre, la localidad costera de Santa Ponça organiza su Oktoberfest (fiesta de la cerveza), pero la cerveza no es gratis: 12 euros cada una.
Los amantes de la autenticidad tendrán que salir de la muy urbanizada zona de Palma. Vale la pena visitar el campo y los pueblos, además de las montañas (al oeste) y las calas bien conservadas de color turquesa (al este). Una red de autobuses comunica regularmente las estaciones de la costa con Palma, pero el coche sigue siendo el mejor medio para descubrir la isla.
En Santa Ponça se come de todo: especialidades españolas, por supuesto, pero también alemanas, especialmente en octubre durante el Oktoberfest (fiesta de la cerveza).
Mucha artesanía mallorquina. Además de las famosas perlas de Manacor, conocidas en todo el mundo, aún se fabrica vidrio según las técnicas tradicionales, además de cerámica. Podrás llevarte también tapices, bolsos de cuero repujado, objetos de hierro forjado, cobre y madera de olivo, además de licores de hierbas.