La ciudad de Tarragona hace gala de un increíble patrimonio histórico-cultural sin igual. Vestigios del gran esplendor del que gozó está preciosa urbe bañada por las cálidas aguas del Mediterráneo durante el dominio del Imperio Romano, como su famoso anfiteatro, los restos del circo, el viejo foro o la necrópolis paleocristiana que la convierten en la ciudad española con mayor número de ruinas y monumentos de esta antigua civilización. Además de las anteriores, entre las innumerables paradas obligatorias que el viajero debe realizar, destacan las murallas, la Catedral, el Portal de San Antonio, las ruinas del Circo Romano de Tarraco y el Casco Antiguo de la ciudad. En cuanto a su oferta de ocio, su cercanía con el parque temático de Port Aventura y las múltiples propuestas gastronómicas, bares y discotecas son el complemento perfecto para decantarse por esta ciudad, cuya cocina tradicional y excelentes vinos y aceites de oliva tampoco se quedan atrás. Todo ello arropado por las generosas playas de la Costa Dorada, así como de un entorno natural que invita a realizar preciosas caminatas, contemplar las extensiones vitícolas o detenerse a observar la riqueza paisajística y ornitológica del Delta del Ebro.
Probablemente la especialidad culinaria más conocida de Tarragona sean los célebres "calçots" con salsa romesco, elaborada a base de tomates y ajos asados (tradicionalmente en un horno de leña), pan, un majado de almendras y avellanas secas, y pimientos rojos secos.
En el apartado de pescados y mariscos, cazuela de romesco, los langostinos y cigalas de San Carlos de La Ràpita; l'arrossejat y los fideus rossejats (arroz y fideos dorados), el arroz negro, los mejillones del Delta del Ebro, el patacó, guiso elaborado a base de atún y patatas, y el el bull de tonyina plato preparado con las tripas del atún en salazón, son algunos d elos más populares.
Si hablamos de carnes y embutidos, el cerdo es el rincipal protagonista de platos consistentes como las clásicas escudellas, amén de varios tipos de salchichas y butifarras. Las cocas, preparadas tradicionalmente en un horno de leña, no pueden faltar en la mesa. Las combinaciones son casi infinitas, siendo las sardinas, salchichas, atún y anchoas algunos de los ingredientes más populares.
En un punto a parte, cabe mencionar materias primas como el aceite de oliva virgen con Denominación de origen protegida Siurana, típico de Priorato, y las avellanas.
En el apartado de postres, el Manjar blanco (menjar blanc) de Reus es uno de los clásicos que harán las delicias de los más golosos de la casa, con su deliciosa crema de almendras los pastissets de Tortosa (generalmente rellenos de cabello de ángel), los bufats de Vendrell, los bunyols, las croquetas de María y roscones de Pascua y los frutos secos garrapiñados son bien dignos de ser probados.
Por último pero no menos importante, la provincia de Tarragona cuenta con excelentes vinos de diferentes denominaciones de origen como Montsant, Conca de Barberá, Terra Alta, Penedés, Priorato y Tarragona, perfectos para regar comidas, aperitivos y cenas. El vermut de Reus, conocido en toda España, también merece una mención aparte, así como en menor manera, otros vinos dulces como la mistela o licores caseros como la ratafia.