En el margen de tres ríos, Zaragoza aúna el legado de todas las culturas que han habitado la ciudad, especialmente arquitectónicamente, creando una urbe cosmopolita que afronta los retos del futuro echando un vistazo al pasado. De esta forma, muestra sus innovaciones a la vez que guarda con recelo el patrimonio de siglos de influencias romanas, visigodas, musulmanas, judías y cristianas.
Del pasado romano, se conservan la Cripta de la Iglesia de Santa Engracia y las murallas romanas, así como cuatro museos que se han creado alrededor de ruinas concretas sobre esta etapa: foro, teatro, termas y demás. El Teatro romano es uno de los más importantes que se conservan en nuestro país. Una cita ineludible es el Palacio de la Aljafería, de la época mudéjar, y varias torres musulmanas del mismo periodo.
Sin embargo, es el cristianismo, en todas sus facetas, el que ha dejado un mayor patrimonio. La Cartuja de Aula Dei y el Puente de Piedra, de estilo gótico; la importante Basílica de Nuestra Señora del Pilar y numerosas iglesias y construcciones religiosas, de estilo barroco; y varias muestras de arquitectura civil y religiosa del románico. La Seo es una Catedral tan importante como particular: es el perfecto reflejo del avance de la historia pues en su construcción se emplearon técnicas propias del mudéjar, el gótico e, incluso, del barroco. Como capital de la Corona de Aragón, son muchos los edificios nobiliarios que conservan de la época con grandes puertas y ricos detalles arquitectónicos. El Renacimiento también dejó su huella en la ciudad, con obras civiles importantes, como La Lonja, el Patio de la Infanta o los palacios de los Condes de Morata o los de Arguillo. Todo este patrimonio se mezcla influyente con las nuevas construcciones modernistas y contemporáneas. Todo un abanico de estilos y épocas. Pero lo más importante para conocer Zaragoza es darse una buena vuelta por los barrios de la urbe, en los que se respira el ambiente auténtico, tanto de la ciudad como de la región.
Finalmente, recordar que las Fiestas del Pilar, en honor a la patrona, son el 12 de octubre por lo que es un buen momento para conocer y disfrutar la ciudad. Vale la pena ir a esta celebración, pues es una de las más importantes y arraigadas de toda la geografía española.
Las estrechas calles de El Tubo
, así es como se conoce la zona de tapas del casco viejo, son famosas en la actualidad por ser la zona de pinchos por excelencia. También la Calle Alfonso I, cercana a la zona de tapas y considerada como una de la más bonitas de la ciudad y que desemboca en la Basílica del Pilar.
No olvides pasarte por el Mercado Central para conocer y degustar la gastronomía más típica y visitar las murallas romanas frente a la entrada.
Muy cerca del Mercado se encuentra el barrio de Las Armas. Uno de los más dinámicos de Zaragoza con una agenda llena de propuestas y de eventos gastronómicos, musicales y culturales que te harán disfrutar al máximo de la ciudad.
La Basílica del Pilar y la Catedral de La Seo son los principales puntos turísticos pero hay mucho más que visitar. Como por ejemplo la Puerta del Carmen que preside una de las avenidas más importantes de la ciudad o la Aljafería, el palacio árabe del siglo XI fortificado situado más al norte del mundo o las ruinas romanas que todavía se conservar en el Foro y en el Teatro romanos. También son muchos los museos que acogen interesantes exposiciones, entre los que destacan el CaixaForum Zaragoza, el IAACC Pablo Serrano, el Museo Goya y el de Pablo Gargallo. Zaragoza acogió además la Expo de 2008 (Exposición Internacional de Zaragoza) que tuvo como protagonista el agua. Hoy se puede visitar el espectacular conjunto de pabellones y edificios que se inauguraron con el gran evento y que, aunque actualmente tienen otra utilidad, siguen siendo igual de impresionantes, como el Palacio de Congresos, el Pabellón Puente, la Torre del Agua o el Pabellón de Aragón.
Una vuelta por la Zaragoza romana (en su día llamada Caesaraugusta) te hará viajar en el tiempo. Las ruinas bien conservadas del Teatro Romano, el Foro o la Muralla son buena muestra de los primeros días de esta ciudad que fue fundada en el año 24 a.C. bajo el Imperio. Aunque si lo que quieres es simplemente desconectar y disfrutar de un ambiente más natural entonces paséate o coge tu bicicleta y recórrete la ribera del Ebro y el Parque José Antonio Labordeta, o como todos los zaragozanos llaman, el Parque Grande.
Confiarse con la temperatura. Zaragoza es la ciudad del viento y aunque en invierno los termómetros marquen 10ºC la sensación térmica puede ser de bajo cero.
El ternasco asado es el plato más típico de la región de Aragón y, en Zaragoza, hay auténticos especialistas en cocinar esta carne. Las migas a la pastora también son tradicionales, al igual que en otras regiones españolas.
El mejor acompañante para la comida es un buen vino de cualquiera de las muchas Denominaciones de Origen que hay en Aragón. Comarcas enteras que se dedican a cultivar la vid y obtienen caldos de gran calidad.
En Zaragoza también podrás disfrutar de excelente jamón. A pesar de que este proviene principalmente de Teruel, como capital de la Comunidad Autónoma aquí podrás probar uno de los productos estrella de Aragón.
Y si lo que buscas es un antojo dulce, entonces debes probar la Trenza de Almudévar, un dulce muy popular que lleva recogiendo la tradición de tres generaciones de panaderos de la región y que conquista todos los paladares.
En la entrada de la Basílica del Pilar hay una pequeña tienda donde se venden las famosas cintas de la medida de la Virgen del Pilar. Este es el recuerdo más típico que todo visitante se suele llevar de la ciudad. Se trata de una trozo de seda de 40x2,5cm equivalente a la altura de la talla de la Virgen en el que aparece impreso un dibujo geométrico con la frase Medida de Nuestra Señora del Pilar
grabada.
Están disponibles en 12 colores, incluidas con la bandera aragonesa y de España. Es raro ver un retrovisor de coche o de moto, un carrito de bebé, una mochila, un manillar de bici o un llavero en Zaragoza que no lleve colgando la medida, con la que dicen se sienten “protegidos”.
Asimismo, en torno a la Basílica del Pilar, especialmente en las Calles Alfonso I y Don Jaime I, hay muchas tiendas y locales antiguos que ofrecen productos típicos maños. Entre los más populares destacan las frutas de Aragón y los adoquines, unos dulces típicos de Zaragoza en cuyo envoltorio aparece una imagen de la Virgen del Pilar. Otro recuerdo muy recomendable es una botella de vino que realizan las diferentes Denominaciones de Origen de la zona o la famosa Trenza de Almudévar.