A la vez barrio histórico y centro administrativo, la parte sur del downtown está repleta de símbolos: éste encarna no sólo el alma de los pioneros americanos, el lugar donde establecieron por primera vez los cimientos de la futura nación americana, también es el centro neurálgico de la economía mundial -con el "financial district" y la bolsa de Wall Street. Desde la desaparición del World Trade Centre, el 11 de septiembre de 2001, el barrio sufrió la amputación de uno de sus edificios más visitados. Pero, pese a una gran cicatriz donde trabajarán bulldozers durante un tiempo indeterminado, el barrio sigue siendo imprescindible para quienes desean descubrir Manhattan. Entre los numerosos lugares y monumentos, no hay que perderse la capilla de Saint Paul, la Iglesia de la Trinidad, Battery Park, la bolsa de Wall Street, el South Street Sea Port, el puente de Brooklyn o el embarcadero que permite ir hasta la Liberty Island (Estatua de la Libertad) y Staten Island. Al norte del puente y del Civic Center, la configuración de Manhattan cambia bruscamente: los edificios se hacen más pequeños, algunos barrios se visten con un encanto casi provincial y otros adquieren los colores y el idioma de Italia o de China. Greenwich y Chelsea "los bohemios", Soho "el artista", Little Italy y Chinatown "los agitados", Tribeca "el moderno": estás en Downtown norte, con su arquitectura a escala humana, su ambiente de "pueblo", su multilingüismo, sus tiendas y sus innumerables bares y restaurantes. Un barrio absolutamente imprescindible para los amantes de las salidas y de las compras.
Entre los numerosos lugares y monumentos, no hay que perderse la capilla de Saint Paul, la Iglesia de la Trinidad, Battery Park, la bolsa de Wall Street, el South Street Sea Port, el puente de Brooklyn o el embarcadero que permite ir hasta la Liberty Island (Estatua de la Libertad) y Staten Island. Al norte del puente y del Civic Center, la configuración de Manhattan cambia bruscamente: algunos barrios se visten con un encanto casi provincial y otros adquieren los colores y el idioma de Italia o de China. Greenwich y Chelsea "los bohemios", Soho "el artista", Little Italy y Chinatown "los agitados", Tribeca "el moderno": estás en Downtown norte, con su arquitectura a escala humana, su ambiente de "pueblo", su multilingüismo, sus tiendas y sus innumerables bares y restaurantes.
A la vez barrio histórico y centro administrativo, la parte sur de downtown está repleta de símbolos: éste encarna no sólo el alma de los pioneros americanos, el lugar donde establecieron por primera vez los cimientos de la futura nación americana, también es el centro neurálgico de la economía mundial -con el "financial district" y la bolsa de Wall Street. Pero, pese a la desaparición del World Trade Centre, el barrio sigue siendo imprescindible para quienes desean descubrir Manhattan.
Se debe prever un presupuesto consecuente para el viaje. Es preferible cambiar los dólares en el país de origen para tener una mejor tasa de cambio y optar por billetes pequeños. Si no tienes un pasaporte biométrico, comprueba que tu pasaporte sea legible en máquina (tipo DELPHINE) expedido entre el 2001 y el 25 de octubre de 2005 incluidos. En caso contrario, deberás pedir un visado para una estancia de menos de 90 días (80 euros). Para el metro (24 horas al día) y el autobús, en las estaciones se puede comprar la Metrocard (kilometraje ilimitado). En el hotel se pueden encontrar folletos sobre la actualidad y los lugares culturales que a menudo tienen descuentos (Village Voice o Time Out). Los precios de los restaurantes, hoteles, taxis y tiendas siempre se indican sin impuestos y sin propina: no olvides añadirlos. Los centros médicos son de buena calidad, pero a unos precios desorbitados. Contrata un seguro que cubra gastos médicos y la repatriación. Con las recetas de aquí no se pueden comprar medicamentos allí, por lo que es mejor llevar todo lo necesario. Por último, sigue estrictamente las normativas vigentes.
Las bromas, incluso las de los niños, en la aduana y en los lugares públicos sobre el equipaje, el sexo opuesto y la actualidad internacional para no herir sensibilidades. Cualquier alimento importado será confiscado en la aduana. Evita el coche: hay muchos problemas de tráfico y el aparcamiento es caro. Es preferible caminar para descubrir el frenesí de la ciudad. Por este motivo, sería una pena elegir un hotel fuera de Manhattan. Se debe evitar el uso de la bicicleta salvo en Central Park. Por la noche, es mejor utilizar uno de las 12.000 taxis, mucho más baratos que en nuestro país, antes que el metro. Por la noche, evita pasear solo por Harlem y por Central Park. En cuanto a las compras, hay que tener cuidado con las compras de todo lo relativo a hifi, fotografía, electrónica y con las falsificaciones (prohibidas). Te pedirán las facturas en la aduana. Por otra parte, hay que evitar superar los 100 dólares de compra para no pagar derechos de aduana. No intentes subir a la estatua de la Libertad, la espera puede ser larga. Puedes apreciar la vista de Manhattan desde su pedestal. Y con el tiempo que habrás ganado, puedes ir a Ellis Island para una visita de lo más apasionante. Hay que evitar ir el sábado al "Century 21", grandes almacenes de descuento, una auténtica institución en la ciudad en lo que a precios bajos se refiere.
La ciudad multiétnica ofrece con qué sustentarse para todos los bolsillos: desde las grandes mesas a los pequeños cafés, se puede navegar por la gran multitud de cocinas propuestas. Para una comida típica neoyorquina, se puede ir a uno de los delicatessen que hay por toda la ciudad. Los menús del día suelen estar a un precio razonable, pero las tarifas se disparan por la noche. Para comer sobre la marcha, podrás descubrir la alimentación neoyorquina que ofrecen las tiendas especializadas: bagels (bollos redondos de origen judío), blintzes (crepes rellenos), ensaladas de patata y otros sandwiches de pastrami.... Otro truco para conseguir buenos precios: aprovecha las copiosas fórmulas "breakfast". Haz una pausa en los variados restaurantes de Little Italy, Chelsea (para un ambiente más apacible), East Village y su eclecticismo.También se pueden encontrar multitud de restaurantes y bares a lo largo de Bleekers Street: el Blue Note, el Village Vanguard.
Downtown es un barrio absolutamente imprescindible para los amantes de las compras, aquí encontrarán las futuras tendencias. Pasea por el bajo Broadway y más generalmente por todo el barrio de Greenwich, Chinatown, Tribeca y Soho. Las prendas de los jóvenes diseñadores hay que buscarlas en la zona de NoLiTa, Soho o incluso East Village. En Lower East side, varias tiendas ofrecen prendas de ropa a precios asequibles. Tampoco hay que olvidar el "Century 21", los célebres grandes almacenes de descuento con los precios más bajos de la ciudad. Los apasionados por la decoración ya no sabrán hacia dónde mirar por la cantidad de tiendas y el atractivo de sus propuestas (Moss, ABC Carpet & Home). Una dirección muy buena para los vaqueros: Lucky Brand.