El barrio de Midtown, entre las calles 30 y la 59, agrupa la mayoría de los monumentos y atracciones que han hecho de Nueva York un auténtico mito para todo el mundo. Con su impresionante jungla de edificios que emergen del suelo, el paisaje de Midtown ofrece un contraste sorprendente con los edificios más "modestos" de los barrios de Gramercy y de Chelsea. La actividad es frenética, sobre todo de día, debido a la presencia de numerosas oficinas y grandes almacenes, entre los cuales se encuentra el célebre Macy’s: la tienda más grande del mundo (según dice el eslógan). La parte sur, hasta la calle 42, alberga monumentos arquitectónicos ineludibles: el Empire State Building, el Chrysler building, o incluso Central Station, la inmensa estación central de la ciudad. Y un poco más arriba, la zona que se extiende desde la calle 42 hasta la calle 59 está considerada como el auténtico corazón de Manhattan. Para tomarle el pulso, para poder medir su ritmo frenético, bastará con dejarse guiar por la luz de los neones para ir a parar a Time Square, en el Theater District, alrededor de la Avenida de Broadway: la meca mundial de las comedias musicales y otros espectáculos de éxito. Luces omnipresentes, cacofonía de cláxones, oleada incesante de transeúntes, si ya está animado de día, Time Square es aún más impresionante de noche, totalmente inundado por la luz artificial. Una animación permanente, una situación geográfica céntrica: estos dos factores bastan para explicar porqué Midtown Oeste y Midtown Este albergan la mayor concentración de hoteles de Nueva York.
Deambular por los barrios para contemplar las distintas caras de NY, un canto al eclecticismo. Alrededor del Rockefeller Center, la ciudad se visita en vertical con sus numerosos rascacielos. Podrás recuperar la horizontalidad en el Tudor City Historical Center, un remanso de paz al estilo inglés. La zona que se extiende de la calle 42 a la calle 59 está considerada como el auténtico corazón de Manhattan. Para tomarle el pulso, bastará con ir a Time Square, en el Theater District, alrededor de la Avenida de Broadway: la meca mundial de las comedias musicales y otros espectáculos de éxito. Hay que visitarlo especialmente de noche.
En materia cultural: la New York Public Library, la Morgan Library y sus colecciones de libros raros; el Museum of Modern Art, una de las referencias mundialmente conocidas del arte del siglo XX; el Museum of Television & Radio; el Intrepid Sea Air Space Museum, un auténtico portaviones reconvertido en museo; el American Folk Art Museum, dedicado al arte popular americano? Para la arquitectura: el Empire State Building, el Chrysler Building, obra maestra del estilo Art-déco; Central Station, la inmensa estación central de la ciudad; el Chanin Building; St Patrick?s Cathedral, la iglesia más célebre de USA, United Nations Headquarters y su torre acristalada; el Rockfeller Center y su plaza central, transformada en pista de patinaje en invierno. Se pueden visitar los estudios de la NBC.
Hay que prever un presupuesto consecuente para el viaje. Es preferible cambiar los dólares en el país de origen para tener una mejor tasa de cambio y optar por billetes pequeños. Si no tienes un pasaporte biométrico, comprueba que tu pasaporte sea legible en máquina (tipo DELPHINE) expedido entre el 2001 y el 25 de octubre de 2005 incluidos. En caso contrario, deberás pedir un visado para una estancia de menos de 90 días (80 ?). Para el metro (24 horas al día) y el autobús, en las estaciones se puede comprar la Metrocard (kilometraje ilimitado). En el hotel se pueden encontrar folletos sobre la actualidad y los lugares culturales que a menudo tienen descuentos (Village Voice o Time Out). Los precios de los restaurantes, hoteles, taxis y tiendas siempre se indican sin impuestos y sin propina: no olvides añadirlos. Los centros médicos son de buena calidad, pero a unos precios desorbitados. Contrata un seguro que cubra gastos médicos y la repatriación. Con las recetas de aquí no se pueden comprar medicamentos allí, por lo que es mejor llevar todo lo necesario. Por último, sigue estrictamente las normativas vigentes.
Las bromas, incluso las de los niños, en la aduana y en los lugares públicos sobre el equipaje, el sexo opuesto y la actualidad internacional para no herir sensibilidades. Cualquier alimento importado será confiscado en la aduana. Evita el coche: hay muchos problemas de tráfico y el aparcamiento es caro. Es preferible caminar para descubrir el frenesí de la ciudad. Por este motivo, sería una pena elegir un hotel fuera de Manhattan. Se debe evitar el uso de la bicicleta salvo en Central Park. Por la noche, es mejor utilizar uno de las 12.000 taxis, mucho más baratos que en nuestro país, antes que el metro. Por la noche, evita pasear solo por Harlem y por Central Park. En cuanto a las compras, hay que tener cuidado con las compras de todo lo relativo a hifi, fotografía, electrónica y con las falsificaciones (prohibidas). Te pedirán las facturas en la aduana. Por otra parte, hay que evitar superar los 100 dólares de compra para no pagar derechos de aduana. En el Empire State Building: hay mucha cola en el segundo nivel para subir al observatorio. Consigue un City pass para acceder directamente al ascensor.
La ciudad multiétnica ofrece con qué sustentarse para todos los bolsillos: desde las grandes mesas a los pequeños cafés, se puede navegar por la gran multitud de cocinas propuestas. Para una comida típica neoyorquina, se puede ir a uno de los delicatessen que hay por toda la ciudad. Los menús del día suelen estar a un precio razonable, pero las tarifas se disparan por la noche. Para comer sobre la marcha, podrás descubrir la alimentación neoyorquina que ofrecen las tiendas especializadas: bagels (bollos redondos de origen judío), blintzes (crepes rellenos), ensaladas de patata y otros sandwiches de pastrami.... Otro truco para conseguir buenos precios: aprovecha las copiosas fórmulas "breakfast". Haz una pausa en el Rockfeller Center, donde abundan restaurantes de todo tipo, o prueba la cocina del Main Ballroom, sala de bailes digna de las películas de Fred Astair. O puedes visitar el Rainbow Room con sus excepcionales vistas y que también tiene bar y piano bar.
En Midtown, la actividad es permanente debido a la presencia de numerosas tiendas, entre las cuales se encuentra la célebre Macy’s: la tienda más grande del mundo (según dice el eslógan). Las épocas de rebajas son de locura. Las tiendas de la 5a Avenida permiten descubrir los productos de todas las grandes marcas (Tiffany, Cartier, Disney Store, Warner Bros Studio Store, Henri Bendel, Saks, Bergdorf Goodman, Takashimaya, etc.). En Caswell-Massey, la perfumería más antigua de Estados Unidos, encontrarás la primera agua de colonia "Number Six Cologne". Alrededor del Rockefeller Center se concentran las tiendas más prestigiosas formando un auténtico paraíso de las compras.