Este pueblo, al igual que la mayoría de las poblaciones de las islas, vive del cultivo de la caña de azúcar, hasta tal punto que los campos forman parte del paisaje. Labasa está invadida de turistas, pero es una población muy tranquila. Es una pérdida de tiempo buscar centros de información. No existen. En cambio, el mercado de la ciudad es una cita que ofrece un espectáculo único.