La capital de Córcega debe su fama a que fue el lugar que vio nacer a Napoleón Bonaparte. A priori, Ajaccio no es un destino para una estancia.
Sin embargo, sólo hay que salir de la ciudad y circular unos kilómetros en dirección sur o norte para encontrar hoteles de vacaciones con bonitas playas. Las aguas que bañan sus playas son cristalinas, y el sol brilla con fuerza una media de 300 días al año. Es un placer pasear por el centro de esta ciudad, rodeado de edificios de colores y animados bares día y noche.
Así pues, hemos seleccionado tres "puntos" a las afueras de Ajaccio para pasar una estancia: Porticcio, Cargèse y la carretera de las islas Sanguinarias.
Porticcio está situada al otro lado de la bahía de Ajaccio. Es una estación balnearia sin especial encanto. Hormigón, campings y una importante fauna estival.
Al norte de Ajaccio, el puerto de Cargèse es más seductor. Es nuestro lugar preferido a pesar de su lejanía de Ajaccio.
Por último, la carretera de las islas Sanguinarias, al oeste de la ciudad, concentra un buen número de hoteles balnearios que no siempre están a la altura.
El casco urbano de Ajaccio merece una visita. Bonitas plazas, como las que se saben diseñar en el Mediterráneo. Lugares históricos, como la capilla imperial construida en el siglo XIX y que custodia las tumbas de la familia Bonaparte o incluso la casa Bonaparte. Museos ricos en pinturas, muebles y objetos. Los submarinistas encontrarán donde satisfacer su pasión: abundan los clubs de buceo y los puntos de inmersión.
Ajaccio está rodeada de tesoros naturales. Al norte, no hay que perderse las calas de Piana, incluso aunque estén un poco lejos (una hora de carretera). Más cerca están las islas Sanguinarias. Los que no tengan tiempo de ir en barco, deberán conformarse con la magnífica puesta de sol que se puede observar desde el extremo de la carretera de las islas Sanguinarias saliendo de Ajaccio.
Al sur, nos podemos dejar tentar por las estaciones balnearias de Porticcio y Propriano. Los amantes del buceo tendrán con qué entretenerse: el litoral corso tiene un reconocido prestigio y Ajaccio ofrece algunos puntos buenos para la inmersión. Para algo más campestre, hay que perderse por las montañas: en la región no faltan itinerarios para hacer excursiones. No obstante, para salir de la ciudad es necesario el coche.
Por último, la cultura. Los museos de Ajaccio conservan una parte de la memoria histórica de Córcega. Las más bellas playas de Ajaccio (pequeñas y abarrotadas) se encuentran frente a las islas Sanguinarias o bien más al norte, en Capo di Feno.