Hay un dicho en París que dice que los habitantes de Auvernia son rácanos (aunque Brassens afirmara lo contrario en una canción) y, desgraciadamente, los estereotipos son difíciles de olvidar.
También se dice que los habitantes de Auvernia son a imagen y semejanza de su tierra, así que cualquier persona que haya estado en Auvernia sabe que es imposible que sea cierto el desafortunado tópico parisino. De hecho, quien conoce un poco la naturaleza de la zona y sus paisajes sabe toda la generosidad de la que hacen alarde.
En un sobrecogedor contraste, Auvernia no duda en absoluto a la hora de combinar agua y fuego. El agua se extrae de sus manantiales, entre los que se cuentan los de las once estaciones termales (Volvic, Saint Yorre...) que le han forjado la fama. El fuego, del que solo quedan rescoldos en el pasado de sus volcanes, se ha extinguido actualmente.
Tanto Allier como Puy de Dôme, Cantal o el Alto Loira, los cuatro departamentos que la conforman presentan la misma generosidad que combina sin fin los bosques, el paisaje parcelado, las gargantas profundas y los pastos alpinos. Aunque cada uno posee un carácter particular.
Allier, cuna de los borbones, ofrece una gran riqueza patrimonial, donde el castillo de Bourbon-l'Archambault es una de las joyas, al igual que la iglesia románica de Nuestra Señora de Châtel-Montagne.
La naturaleza de Puy-de-Dôme, como si estuviese colocada bajo una burbuja medioambiental protectora, permite admirar unos paisajes preservados únicos en Europa como la cadena de los Puys, los macizos de Sancy o el Parque Natural de Livradois-Forez. En Cantal, el viaje adquiere un toque espacial con un circo granítico con acentos lunares. Después viene el Alto Loira. Este departamento parece haber inventado el concepto de turismo ecológico. Los paseos se dan en medio de bosques de abetos, las gargantas del Loira y del Allier, y entre iglesias románicas, castillos y vías romanas.
Auvernia es una región con unos paisajes salvajes, abruptos y majestuosos, además de una gran tierra de tradición agrícola en la que hay razas tan marcadas como las salers en el caso de las vacas, quesos con carácter como el Cantal o el salers, pero también sabores dulces como la miel de abeto.
Auvernia, abrumadora a la par que seductora, es una auténtica tierra de contraste en la que las llanuras se codean con los gigantes del macizo Central y donde los pastos alpinos contemplan los bosques seculares. Al fin y al cabo, en Auvernia solo los volcanes están apagados.
Auvernia, región verde por excelencia, es una llamada a la naturaleza y a todos sus beneficios. Escoger esta región como lugar de vacaciones implica optar por aire puro y autenticidad.
Con su relieve, que no falta, Auvernia es una tierra de senderismo que hará las delicias de cualquier aficionado a esta disciplina. Los volcanes dormidos ofrecen un interesante desafío para los más experimentados (sin llegar a ser alta montaña), los aficionados menos deportistas disfrutarán con los valles del Alto Loira y sus bosques de abetos.
Auvernia es una auténtica región gastronómica, especialmente famosa por los quesos. Y como se conservan bastante bien, no dudes en llevarte a casa algunos para servir en tu fuente de quesos. El más famoso es, por supuesto, el Cantal, pero también hay que mencionar al Salers, la Fourme d'Ambert, el Bleu d'Auvergne y el Saint Nectaire. Los cinco son productos con denominación de origen controlada.
Tampoco hay que olvidar que Thiers es la capital de la cuchillería. Navaja de bolsillo, cuchillo de mesa o de cocina, los productos de este artesano son la garantía de la mejor calidad.