Viajes a Bretaña: comida y carácter extraordinario

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Gonzalo González Beneytez
Gonzalo González Beneytez Experto destino Francia

Desde su territorio, son muchos los bretones que se han embarcado a descubrir el vasto mundo. Y no para nada es para huir de su país, ya que están muy orgullosos de su identidad; es sobre todo porque les gusta la aventura y abrirse al mundo.

El marinero bretón siempre ha tenido la reputación de buen navegador. Y es necesario que lo sea para navegar a lo largo de sus costas desgarradas, como lo son las bretonas, y de sus islas con carácter agitado, como Ouessant, Sein, Molène o Groix.

De Jacques Cartier a Eric Tabarly, pasando por Surcouf y Duguay-Trouin, los grandes nombres de la navegación francesa casi siempre son originarios de estas tierras bretonas.

Así que se trata de gente con mucho conocimiento en temas de viajes y de hospitalidad a los viajeros. A los bretones les encanta ofrecer su hospitalidad, pero también recibirla.

Un tazón de sidra, galettes (crepes) de sarraceno, andouille (embutido de tripa de cerdo) de Guémené, ostras de Cancale, kouign aman (postre), una bandeja de marisco, un vaso de cerveza; siempre se aprecia ser bien recibido en una región en la que la comida es extraordinaria.

Pero lo que al mar se refiere, la Bretaña es muy rica. Generosa y con carácter enérgico, la Bretaña marítima es una sucesión de paisajes en los que la tierra y el mar parecen apoyarse y a la vez librar un terrible combate.

El resultado de esta relación tumultuosa son unas costas dentadas, magníficas y salvajes todas ellas: costa de Esmeralda, costa de granito Rosa, costa de Amor o costa Salvaje.

En cuanto a la tierra, el azul del mar deja lugar al verde de los bosques cargados de leyendas. Algunos pasos en el bosque de Brocéliande son suficientes para que aparezca Merlín el Encantador y Arturo con sus caballeros de la Mesa Redonda; el bosque de Huelgoat, por su parte, entre caos de rocas y árboles centenarios, deja a veces escapar a los Korrigans (duendes bretones) que cuando cae la noche se invitan en grandes farándulas a la landa de los Montes de Arrée. En la tierra también encontramos la Bretaña histórica con sus alineaciones megalíticas (en Carnac), sus ciudades fortificadas (Saint-Malo, Concarneau), sus centros de ciudad con casas de entramados de madera (Vannes), su Parlamento de Bretaña (Rennes), sus numerosos calvarios, iglesias y otros lugares religiosos.

Bignous, violines y bagads (formaciones musicales bretonas) animan las noches festivas de ciudades como Saint-Malo, Rennes, Brest, Dinard, Quimper o Vannes y se reúnen cada año en el Festival Intercéltico de Lorient.

Bretaña : las cifras clave

Superficie : 13136.0 km2

Número de habitantes : 4365500 habitantes

Bretaña  : ¿Qué visitar ?

Los monumentos

  • Abadía Marítima de Beauport , La abadía marítima de Beauport , Francia
    Abadía Marítima de Beauport
  • El castillo de Josselin , Francia
    El castillo de Josselin
  • La iglesia de Kernascléden, Los monumentos, Bretaña
    La iglesia de Kernascléden
  • La iglesia de Tréhorenteuc (Sainte Onenne) , La iglesia de Tréhorenteuc , Francia
    La iglesia de Tréhorenteuc (Sainte Onenne)
  • El alineamiento de Carnac , Francia
    El alineamiento de Carnac
  • El alineamiento de Carnac , Francia

Las actividades de ocio

  • Océanopolis , Diversión submarina en Oceanópolis , Francia
    Océanopolis
  • Península - El laberinto
  • La región de Trémelin, Las actividades de ocio, Bretaña
    La región de Trémelin
  • Visita de las cuevas marinas de Morgat , Francia
    Visita de las cuevas marinas de Morgat
  • La zona de Ménez-Meur , Una visitante y un burro , Francia
    La zona de Ménez-Meur
  • La zona de Ménez-Meur , Una visitante y un burro , Francia

Los deportes

  • La canoa kayak , Descenso en canoa-kayak , Francia
    La canoa kayak
  • El Voile de Cuir , El golf en Bretaña , Francia
    Golf
  • Ma Petite Folie , Francia
    La vela en la escuela de Glénans
  • Crepería Ty-Gwenchall

Gastronomía

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    Las galettes
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Bretaña : ¿ Qué comer ?

Las galettes

Las galettes se distinguen de los crepes por la utilización de trigo negro en su composición y por el hecho de que se comen saladas.

La base, la galette, se hace de muchas maneras. La completa se compone tradicionalmente de huevo, jamón y queso, aunque puede completarse con muchos otros ingredientes o incluso reemplazarse (lait ribot, leche ligeramente fermentada que se consume fría, andouille (embutido), tocino cocido ahumado, queso de cabra, salmón, tomate, etc.).

Las crepes

Se tiene constancia de las crepes en Europa desde al menos el siglo XIV. Un texto que data de 1390 menciona la famosa receta de las "crepes" de trigo: harina de trigo, huevo, sal, agua y vino. En Bretaña, el consumo de las crepes está testificado más o menos en el mismo período. Rápidamente se convirtieron en un símbolo de la tradición bretona.

La crepe, a base de harina de trigo, se come dulce, al contrario que la galette. Pero al igual que ésta última, cuando se trata de degustarla, las opciones son múltiples: mermelada, azúcar, mantequilla salada, sirope de arce, caramelo con mantequilla salada, flameadas...

Marisco y crustáceos

Bretaña, un país con tradición marítima, representa la primera región de pesca francesa. La abundancia de productos venidos del mar permite una gastronomía rica y variada y constituir una bandeja de marisco puede ser un quebradero de cabeza al ser la elección tan amplia: langostinos y bogavantes de Finisterre, vieiras y sepias de Saint-Brieuc y Saint-Malo, centollos de Paimpol, buey de mar de Morlaix o almejas, caracolas y bígaros.

Entre todos estos productos, no hay que olvidar las dos estrellas regionales, las ostras y los mejillones.

Las ostras: se distinguen 12 grandes cultivos en Bretaña (las más conocidas: la morlaisienne, de carne delicada, la paimpolaise, yodada y carnosa, la cóncava de Cancale, la plana de Bélon, con sabor a nuez y la "fine de claire" o fina de criadero).

Los mejillones: la cultura dominante en Bretaña es el "bouchot" (alineación de estacas de roble de 4 a 6 metros de altura). Les centros mitilicultores se sitúan en la bahía de Saint-Brieuc, en Saint-Cast-Le-Guildo y en Paimpol.

Esta abundancia permite a los restauradores proponer deliciosas recetas como el centollo a la bretona, el bogavante a la armoricana, la tortilla de marisco, ...

Los pescados

Esperar el retorno de los marineros pescadores y escoger su pescado en subasta pública forma parte de los numerosos placeres de Bretaña. Esta salida matinal permite darse cuenta de la riqueza de las aguas que rodean la Bretaña. Caballas, sardinas, merluzas, rapes, atunes, lenguados, salmonetes o rodaballos liberarán todos sus sabores, ya se utilicen como base de una receta elaborada (cotriade, un tipo de bullabesa local, dorada al estilo de Brest, chucrut del mar) o cocinados simplemente con mantequilla.

Las carnes y los embutidos

Comparados con los productos del mar, la diversidad de carne en Bretaña parece mucho menor. Sin embargo, la elección es bastante amplia, sobre todo gracias a la cría tradicional del cerdo. Éste, que antaño reemplazó de manera ventajosa a la vaca, sirve de base para muchos embutidos: patés, chicharrones finos, salchichones, morcillas y tripas.

Hay algunas especialidades que no hay que dejar de probar como el cordero salado de prado del Monte Saint-Michel, la gallina cuco de Rennes o el embutido de tripas de cerdo de Guémené (ahumado y suave).

Las verduras

Gracias a las zonas hortenses que producen verduras de calidad, Bretaña es una de las regiones agrícolas más importantes de Francia.

La zona de Saint-Méloir, muy fértil, es conocida por su ajo, sus zanahorias y sus espárragos. La del "cinturón dorado" en la región de León, con una gran tradición hortense, produce cebollas rosas de Roscoff, coliflores, alcachofas y patatas de Iroise.

El kig ha farz o far en saco

Es el plato tradicional de los campesinos bretones.

La receta es simple, se compone de verduras cortadas, trozos de carne de cerdo y pasta de far. La particularidad de este plato reside en el hecho que la pasta se mete en un saco de tela metido en agua para conservar una cierta consistencia.

Far, pastel bretón y kouign aman

Far: es una especie de pasta de crepe, perfumada con orujo de sidra y de canela, cocida en una bandeja en el horno. Se pueden poner pasas o albaricoques. Sin embargo, el verdadero far bretón se hace con ciruelas.

Pastel bretón: este pastel de mantequilla, muy compacto, puede conservarse durante meses. Se puede degustar acompañado de mermelada o de chocolate.

Kouign Aman: harina, mantequilla, azúcar y ya tenemos el rey de los postres bretones. Poco dietético, es cierto, es sin embargo una verdadera delicia ante la cual es imposible resistirse.

Su realización es bastante complicada. Lo más importante es saber doblar la pasta para obtener el hojaldrado.

Cerveza, sidra y chouchen

La cerveza: si su ancestro, la cervesia, debía de tener un gusto amargo, ya no es así hoy en día. Bretaña ha conservado durante siglos su amor por esta bebida y en la actualidad hay numerosas casas que producen su propia cerveza, como las cervecerías de los dos ríos, en Morlaix, que no sirve su cerveza en barril si no que lo hace manualmente.

La sidra: la bebida bretona más famosa.

Ya sea seca (la más alcoholizada), semi-seca, seca (ideal para las crepes) o dulce (la más azucarada), es el acompañamiento ideal para las cenas de crepes o las comidas típicamente bretonas.

La más conocida procede de Fouesnant.

El chouchen: es el alcohol de los dioses y el dios de los alcoholes. Elaborada a base de miel, esta bebida azucarada se sirve como aperitivo y también como digestivo. Aunque dulce y voluptuosa, se debe consumir con moderación, ¡si no cuidado con los mareos!

Bretaña  : consejos de viaje

A menudo se dispone de una imagen negativa de Bretaña y se dice que allí llueve mucho. Sin embargo, en contra de la creencia popular que otras regiones se complacen en alimentar, no llueve más en Bretaña que en otros lugares. La media de precipitaciones anuales es prácticamente la misma que para el conjunto del país.
La única diferencia reside en el hecho que, a diferencia de las regiones del sur, donde las precipitaciones son poco frecuentes pero violentas, en Bretaña las precipitaciones son frecuentes y se reparten a lo largo de todo el año. Son muy pocas las semanas en las que no cae la típica lluvia calabobos. Como consecuencia, tanto en invierno como en verano, es imprescindible llevar un impermeable en la maleta.
Con su clima oceánico, también es frecuente que se levante viento, sobre todo a orillas del mar, y por la noche siempre refresca, incluso en verano, así que no olvides la chaqueta al salir.
Aunque la mayor parte de los turistas acuden a las magníficas costas bretonas, no hay que olvidar las tierras del interior, que también rebosan de paisajes maravillosos. Los Montes de Arrée, los bosques legendarios de Brocéliande o de Huelgoat, ofrecen unos cuadros naturales majestuosos como la punta de Raz, la costa de Granito Rosa, o las islas a lo largo de Finisterre.
A pesar de su magnífico litoral, la Bretaña es víctima desde hace unos años del alga verde. Aunque las algas verdes siempre han estado presentes en mayor o menor medida en algunas playas bretonas, en los dos últimos años se ha constatado una proliferación preocupante del volumen de estas algas encalladas en el litoral. Recién encalladas o en el mar, estas algas no son peligrosas. Sin embargo, cuando se empiezan a descomponer y se sedimentan en capas de varios centímetros, desprenden emanaciones de amoniaco y de un gas muy tóxico, el sulfuro de hidrógeno.
No se recomienda a los veraneantes caminar por las zonas en las que hay algas apiladas y en descomposición. Los gases que liberan cuando pisamos la costra que se forma en la superficie son muy tóxicos.
A lo largo de un paseo por el litoral, si percibes un olor a huevo podrido (el olor del sulfuro de hidrógeno), se recomienda que te alejes rápidamente de esa zona.

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  • 6.55 /10
    Evaluado por Easyviajar
    Hotel K''Loys
    Paimpol - Francia
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